El ambientalista, Ricardo Barbetti, vecino de La Lucila, en Vicente López, no ceja en su prédica de toda la vida; sobre lo positivo y sanador que es el ambiente natural para todos los seres vivientes. Allí, por supuesto, no incluye a los edificios de cemento y acero, ni a los centros de compras, ni a los agroquímicos.
En una serie de tres videos, desde su jardín silvestre, en plena ciudad, muestra algunas de las plantas –lianas, barbas del monte-; que cualquier jardín puede tener si se permite la vida con creatividad; cierto desdén por el “orden civilizado”, y ganas de entender a la naturaleza “como valiosa e importante” más allá de los negocios.
Educación grande
“Para defender a la Naturaleza –explica en un escrito- es necesario una educación grande, efectiva, interesante. Juntar firmas y escribir leyes no es suficiente. Hay ley de bosques y sigue el desmonte. Una forma eficaz de esta educación es hacer reservas naturales para educar, lo más grandes posible, sobre todo en ciudades de mucha población”.
Y no se cansa de explicar que “La naturaleza es el hogar primero y verdadero de humanos, animales y plantas, por eso es necesaria para la salud y bienestar de todo lo viviente. Pero la matan cada vez más rápido autopistas, minería, diques hidroeléctricos, contaminación, extracción de petróleo, desmonte edificaciones, agronegocios etc.”
Su mensaje –él mismo no deja de destacarlo- no es “contra nada ni nadie (…) Es a favor de todos (gente plantas animales ríos lagos mares cerros desiertos prados bosques etc.)”. Y reafirma: “Por eso es bueno para todos, y muy urgente, que a la naturaleza la entiendan muchos como valiosa, importante, que tenga lugar fuerte en la cultura general popular”.
GC