Por Gustavo Camps*

7 de junio de 2025. Tal vez tendríamos que estar contentos porque todavía no nos odian lo suficiente. O desafiados porque, Inteligencia artificial mediante, cualquier cacatúa se cree Kapuscinski o para no ir tan lejos, Rodolfo Walsh, digamos. Pero no, el día fluye como cualquier otro día de trabajo, aunque es sábado, y así fue la semana.
¿Tendría que preocuparnos que una representante del poder, alguien del gobierno, justifique que un subordinado mate a un niño de 7 años para reprimir un robo? Según dijo cumplía con su deber ¿Y el alta al fotoperiodista interceptado por Gendarmería con un proyectil de gas lacrimógeno para que no tome imágenes?
Tal vez sí interese que el Poder Judicial no admitió una demanda penal del presidente Javier Milei para acallar a dos periodistas. Parece que el slogan “cárcel o balas” abarca un poco más que a presuntos delincuentes. O quizá sea que “no la vemos”, como suelen expresar algunos jóvenes sobre el presente.
¿Y es preocupante que un funcionario del área de Discapacidad se moleste porque él paga peaje, pero algunos beneficiarios de su organismo están exentos? ¿Y si el presidente acosa por redes digitales a un niño de 12 años, que pone en evidencia al gobierno, sobre sus políticas de discapacidad, es materia de nuestro interés?
El poder y sus gestores
¿Es lógico pensar -como proponía un colega de Prensa Chica- que si el periodismo es un estorbo para un gobierno, el problema es el gobierno? O como señalaba otro, de Mundo Norte, que hacer periodismo en la Argentina es “sostener una linterna en medio de la tormenta, incluso cuando el viento del poder pretende apagarla”.
Sin duda hoy más que nunca en la Argentina el gobierno representa al poder. No es el poder, esto está claro. A fines de los años 70 -poco después de que la dictadura tomara el gobierno en la Argentina- en Europa Michel Foucault observaba lo difuso del poder. Y lo diferenciaba de sus representantes (mandatario, gobierno, regente).
El filósofo francés nietzscheano observaba ya entonces (Microfísica del Poder, 1979) que se sabía bien que los que detentan el poder no son los gobernantes. Que está claro que estos tienen interés en ejercerlo, pero no está en ellos. Son mandatarios, gestores. Por eso el poder los desecha cuando no les sirven.
También observaba cómo el poder se ejerce a expensas del pueblo. Foucault explicaba que el pueblo en su conjunto no necesita de los intelectuales para saber y para decir lo propio. Entre esos “intelectuales” pueden estar los periodistas, desde ya. Y en esas épocas las redes digitales no tenían la masividad actual.
Desafío
Es el poder el que manda a censurar, prohibir, obstaculizar e invalidar esos saberes del pueblo. Pero no se ensucian en esas prácticas. Tienen a sus mandatarios ¿Qué podemos hacer los periodistas entonces? Develar a los dueños del poder, seguro, más allá de que no se logra con un tweet (¿un X?) o un posteo en alguna otra red.
Y también poner en evidencia a los mandatarios para que sepan que no es digno y honorable el papel que juegan cuando oprimen. Es trágico. Pero para estas prácticas tenemos que estar allí donde se aprende, donde el pueblo señala y donde podemos preguntar para que nos señalen el camino.
Porque los periodistas no podemos ser meros mandatarios, y menos que menos neutros. Hagamos aparecer al poder. Revelemos a sus regentes. Que no sea el mercado el que impone la información. Seamos el instrumento que es útil para transformar la idea de que una sociedad es para unos pocos.
Que nuestra práctica nazca de las personas y vuelva a las personas. Nuestro pueblo ya nos lo advirtió hace años. “Nos están meando y la prensa dice que llueve”, se leía en las paredes, no ayer, hace 20 años. No seamos funcionales al poder. Que este sea el desafío cada mañana al empezar. Feliz día del periodista.
juan jose Prado
Felliz dia. Magnifico articulo de un periodista coherente. Orgullo del portal de la zona norte, faro de democracia…