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Ramón Falcón: un comisario brutal y represor

Huelguistas de los conventillos. Y las mujeres de las escobas, las víctmas de la represión de Falcón

Huelguistas de los conventillos. Y las mujeres de las escobas, las víctmas de la represión de Falcón (Foto ilustrativa La Vanguardia)

El dicho “de un burro solo patadas” viene como anillo al dedo. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, senadora electa por la CABA, actual partidaria de La Libertad Avanza, restituyó el nombre del tristemente célebre, Ramón Falcón, a la escuela de cadetes de la policía federal. Es una de sus últimas medidas como ministra. Si Bullrich quedará en la historia como represora de jubiladas y jubilados que luchan por sus derechos en el siglo XXI. Al valiente Falcón se lo recuerda, por ejemplo, por reprimir salvajemente a mujeres que se oponían al aumento de los alquileres de los conventillos a principios del 1900 (por atrapar delincuentes, bien gracias). Aquí el abogado Prado pasa revista.

Por Juan José Prado*

En la prensa escrita se nos informa de la decisión de la ministra de Seguridad, Pato Bullrich, de implantar a la escuela de cadetes de la policía federal el nombre de “Ramón Falcón”. Sin duda pasaron muchos años desde principios del siglo XX y el nombre gris y escueto, Ramón Falcón, para muchos ciudadanos resultará sin trascendencia.

Para los que ignoran, Falcón fue un coronel del Ejército que detentó la jefatura de la policía de la capital federal (actual CABA) y luego de la policía federal. Y una de sus intervenciones más recordadas es la represión en el año 1907, de la marcha de protesta de los inquilinos por el aumento de los alquileres y condiciones sanitarias de la vivienda en Buenos Aires.

Por esos años, para algunos la vivienda constituía una preocupación social importante. Habida cuenta de la concentración demográfica. Y así lo revelaba un estudio publicado por Guillermo Rawson, que señalaba la existencia de casas de inquilinatos –construcciones de material, madera y chapa– donde se vivía hacinado y sin servicios sanitarios.

“Las mujeres esgrimían sus escobas como un símbolo”

En 1880 existían 1770 conventillos que llegaron a 2.249 en 1980. Los propietarios de los conventillos eran un número reducido de locadores que disponían a placer el precio de la locación. El liberalismo en el poder por aquellos años lo permitía. De hecho, Falcón llegó a ser diputado por el Partido Autonomista Nacional (PAN), un espacio liberal conservador.

La crítica situación sanitaria de los conventillos y el aumento de alquileres dispuesto produjo un movimiento social que lideró, por ejemplo, la federación obrera FORA. Pero sobre todo las mujeres obreras y de los trabajadores. El cual constituye un hito de la participación política de la mujer, por aquellos años, cuando reclamar ciertos derechos era delito.

En 1907 miles de mujeres, con sus hijos e hijas pequeños, a partir de agosto de ese año, promovieron una protesta y huelga con manifestaciones en las calles. Las mujeres esgrimían sus escobas como un símbolo. Para barrer a los caseros de los conventillos, las mujeres y sus niños hacían batir las escobas en la calle.

Las valientes mujeres y las y los niños, escoba en mano, fueron brutalmente reprimidas en el barrio de San Telmo por el comisario Falcón. Cualquier parecido con la realidad actual no es mera casualidad. Muchos derechos que hoy las nuevas generaciones ejercen como si tal cosa, provienen de luchas para lograrlos y resistencia del poder.

“Una de las cosas que se reclamaba era la jornada laboral de 8 horas.”

Recordar de dónde venimos y lo que costó lograr esos derechos es clave. Las nuevas generaciones deberían conocer bien la lucha del pueblo para lograr una vivienda digna. Hoy la vivienda digna es un derecho constitucional. Es bueno también saber que las mujeres fueron protagonistas y víctimas de la represión de la casta dominante entonces.

Y Falcón respondía a esa casta. Hacía el trabajo sucio, por ella. Como no pocos militares lo hicieron luego entre 1976 y 1983. Falcón además reprimió ferozmente a los obreros el 1 de mayo de 1909. La Semana Roja –por la sangre, no por el color político-. Una de las cosas que se reclamaba era la jornada laboral de 8 horas.

Quien a hierro mata a hierro muere. Una bomba colocada por el joven anarquista José Radowitzky (1891-1956) terminó con las fechorías represivas y el accionar del siniestro comisario Falcón. Pretender que una escuela de oficiales de la policía en el siglo XXI exhiba ese nombre es retroceder en el tiempo. Ya estuvimos allí y logramos salir.

Pero no fue algo natural, ni mágico, ni logrado con inteligencia artificial desde la comodidad. El obrero y las obreras inmersos en la esclavitud del trabajo, luchando por reducir la jornada laboral e instaurar derechos, lo hicieron. Obreros y obreras gráficos, de la carne, de tantos oficios, siguieron enarbolando las escobas que Falcón pretendía reprimir y asesinar.

* Abogado. Ex presidente de la Asociación de Abogados de Buenos Aires AABA. Miembro de la Mesa Directiva de la APDH (Asamblea Permanente por los Derechos Humanos. Gran Maestro de la UBA.

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