Para recordar el nacimiento del padre Mugica el 7 de octubre de 1930 –asesinado en Villa Luro (CABA) por su compromiso religioso con los pobres el 11-05-1974- el movimiento de Curas Villeros dio a conocer un documento donde denuncia el acuciante drama de la falta de vivienda y trabajo en las clases populares. Los sacerdotres adviertes que las prioridades de “la economía liberal, o el progresismo cultural, no le hacen justicia al deseo de vivir bien que tienen los más pobres y pequeños de nuestro país”.
Publicación original del Movimiento de Curas Villeros: click acá

El jueves último el padre Mugica hubiera cumplido 91 años. No todos llegan a esa edad longeva; sin embargo el cura, que había elegido la opción preferencial por los pobres y estuvo entre los fundadores del movimiento de curas villeros, fue asesinado antes de cumplir los 44 por su apostolado al servicio de los socialmente más débiles.
Para recordar su natalicio, el movimiento de curas villeros difundió un documento donde denuncia la falta de vivienda y trabajo; y expresa que “Nuestro país ha entrado hace décadas en una espiral de empobrecimiento cada vez mayor; al tiempo que es cada vez mayor la concentración de la riqueza y la desigualdad social”.
Los curas -entre los que está el padre Pepe Di Paola, párroco en JL Suárez en la Villa La Carcova- advierten que “la realidad –también política, económica y social– no se comprende mirando desde el centro, sino desde la periferia; y que la agenda que necesita nuestra patria debe ser para todas y todos, empezando por los últimos”.
Grito estremecedor y creciente

Para los sacerdotes –en concordancia con tantos- “Por allí debería ir el diálogo y la discusión de las propuestas de campaña”. Y consideran que “Las agendas prioritarias que llevan adelante la economía liberal o el progresismo cultural, no le hacen justicia al deseo de vivir bien que tienen los más pobres y pequeños de nuestro país”.
Los curas lo expresan con claridad: “Los dramas irresueltos de la vivienda y el trabajo representan hoy un grito estremecedor y creciente”. Denuncian que la brecha de desigualdades crece. Por caso señalan que “Cada día los alquileres tienen requisitos inalcanzables para más gente”; y describen cómo son las cosas.
“Comprar un terreno o una vivienda –ejemplifican los religiosos con realismo- representa una empresa absolutamente desproporcionada para el sueldo promedio de un obrero; y estamos hablando de alguien que tiene un trabajo formal. Pero se cuentan de a millones las argentinas y argentinos que no lo tienen”.
Los religiosos, asimismo, afirman –con sencillez y gran razón- que “La desconexión de algunas dirigencias políticas con el dolor del pueblo resulta pasmosa”. Además advierten que “El sufrimiento del pueblo es demasiado real y extendido para que no tenga casi lugar en la agenda política y en los debates de la campaña legislativa”.
Gustavo Camps
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