Historia, Opinión, Política, Por Juan José Prado

El legado de Felipe Varela

Felipe Varela (1821-1870)

Felipe Varela (1821-1870) (Foto El Historiador)

Por Juan José Prado*

 Felipe Varela fue el impulsor de la rebelión montonera desde lo profundo del interior de nuestra patria. Luchó contra el centralismo mitrista en 1866. Contra la política centralista porteña que menospreciaba la visión de concebir una Nación que incluyera las culturas y las producciones regionales.

Han transcurrido más de doscientos años y el enfrentamiento entre porteños por conservar el poder político económico del puerto, frente al reclamo de los pueblos del interior, continua en el tiempo. Que mejor que recurrir a testimonios escritos para corroborar la existencia de la grieta entre unitarios y federales.

Esa grieta era entre la Buenos Aires, capital de la República y las provincias. Hemos señalado en otras columnas el enfoque de la enseñanza, de los hombres del puerto de Buenos Aires; una aristocracia que solo miraba las luces de Paris, menospreciaba al criollo y al nativo y replicaba palacios europeos en medio de la pampa.

Abrevaba en libros franceses, ingleses, imitaba sus vestimentas –las mujeres hacían pronunciar su nombre en francés- y se reprobaba lo autóctono. El propósito de este recordatorio de la figura olvidada de Felipe Varela, entonces, es señalar cómo pensaban aquellos que soñaban con inventar un país americano.

Después de la batalla de Pavón. Luego del retiro de las tropas del Gral. Urquiza de la batalla de Pavón, abandonó la política a posteriori de un supuesto acuerdo masónico. Por ese acuerdo, Bartolomé Mitre, el gobernador de Buenos Aires, emprende desde Buenos Aires la exterminación de todo vestigio montonero en el territorio nacional.

“Contra la rebelión montonera militares uruguayos contratados
por Buenos Aires inician la acción policial.”

Mitre está estimulado, además, por las palabras escritas en una carta de Domingo Faustino Sarmiento, donde este aconseja “no mezquinar sangre de criollos sobre la tierra”. Mitre se hace eco de esa consigna y emprende con decisión lo que denominó la “acción policial” para reprimir la rebelión de los últimos montoneros del interior.

Contra la rebelión montonera militares uruguayos contratados por Buenos Aires inician la acción policial. Los apañan jueces federales que sancionan la rebelión montonera y califican a los patriotas como delincuentes. Militares y represores “trabajan” con impunidad. Masacran a más de 50.000 criollos que reclaman sus derechos políticos.

Mitre apunta a aniquilar a los montoneros, defensores de la unión americana. Urquiza había abandonado a esos caudillos. Y el último montonero levantisco contra Mitre fue Felipe Varela. La rebelión fue de los gauchos indignados y críticos contra Mitre, por la guerra contra el Paraguay, y la carnicería paraguaya que significó en los hechos.

Los montoneros de Felipe Varela llevaban la divisa. “Defensores de la Unión Americana”.  En aquella triste y luctuosa represión Felipe Varela cae derrotado. Pero este montonero que había leído a Alberdi nos deja como testimonio histórico su famoso pronunciamiento, más vigente que nunca en la actualidad.

Felipe Varela se titulaba “representante de Sudamérica”. El manifiesto de Varela (diciembre 1886), conmovió en su tiempo al país. Curiosamente –o a propósito- no ha sido reproducido. Consideramos necesario conocer algunos de los párrafos que expresan la vigencia de una discusión política aún no resuelta por los argentinos.

Decía el manifiesto entre otras cosas:

“La más bella y perfecta carta constitucional democrática, republicana, federal que los valientes entrerrianos dieron a costa de su sangre, venciendo en Caseros al centralismo odioso de los espurios hijos de la culta Buenos Aires, ha sido violada y mutilada desde el año 61 hasta hoy por Mitre y su círculo de esbirros.

“El pabellón de Mayo, que radiante de gloria flameó victorioso desde Los Andes hasta Ayacucho y que, en la desgraciada jornada de Pavón en las ineptas y felonas manos del partido rebelde a Estero Bellaco, Tuyutí, Curuzú y Curipaití. Nuestra Nación, tan feliz en antecedentes, tan grande gloria, ha sido humillada como una esclava, quedando empeñada en más de 100 millones de pesos fuertes y comprometido su alto honor, a la vez que sus grandes destinos, por el bárbaro capricho de aquel mismo porteño que después de la derrota de Cepeda, lagrimeando, juró respetarla.

“¡Compañeros! ¡Desde que aquel que usurpó el Gobierno de la Nación el monopolio de los tesoros públicos y la absorción de las rentas provinciales vinieron a ser el patrimonio de los porteños, condenando al provinciano a cederles hasta el pan que reserva a sus hijos! Ser porteño es ser ciudadano exclusivista, y ser provinciano es ser mendigo sin patria, sin libertad, sin derechos.

“Esta es la política del gobierno de Mitre. Tal es el odio que aquellos fratricidas tienen a los provincianos, que muchos de nuestros pueblos han sido desolados, saqueados y guillotinados por los aleves puñales de los degolladores de oficio. Sarmiento, Sandes, Paunero, Campos, Yrrazabal y otros oficiales dignos de Mitre…”.

“Las conductas, los modelos, no obstante,
el transcurso de los años, se replican (…)”

No encontraremos una calle en la CABA que lleve el nombre de, Felipe Varela. Pero si recorremos, Caballito podremos circular por Paunero o Sandes, o Yrrazabal, cipayos que contrató Mitre para hacer el trabajo sucio (cualquier parecido con la actualidad, de capangas que van a EEUU a pedir instrucciones, no es casualidad).

Las conductas, los modelos, no obstante, el transcurso de los años, se replican en los políticos de nuestros tiempos. En la actualidad, pretender fortalecer el federalismo y el equitativo reparto de los recursos del Estado, implica repetir una lucha similar. El conservadorismo autodenominado libertario enfrenta al federalismo del interior.

Felizmente, como expresáramos en otras columnas en este mismo portal, hay quienes con su palabra escrita han legado una página de la historia que ratifica el principio de la igualdad de todos los habitantes de nuestra querida República Argentina. Honremos a Felipe Varela y no a mandamases y cipayos.

* Abogado. Ex presidente de la Asociación de Abogados de Buenos Aires AABA. Miembro de la Mesa Directiva de la APDH (Asamblea Permanente por los Derechos Humanos. Gran Maestro de la UBA.

Para ampliar los hechos: V. Francisco Centeno, virutas históricas 1929; Antonio Zinny Historia de los Gobernadores; Jorge Abelardo Ramos: Del patriciado a la oligarquía (1862-1904).

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