El sábado lo inauguró el municipio, con una serie de visitas guiadas, también artistas -con ropas del siglo XIX- que se mezclaban con el público, y otros que actuaban en la casa, como si fueran moradores. Además, estudiantes de la carrera de Artes Visuales de la universidad nacional UNA pintaban en vivo con modelos humanos o el paisaje circundante. La obra le llevó al municipio más de un año y medio. El palacio Belgrano Otamendi fue construido entre 1860 y 1882 por la familia Belgrano Rawson, descendiente directo del prócer, pero en su larga historia paso por manos privadas, una sociedad de beneficencia, el Estado y finalmente quedó abandonado, hasta que San Fernando se hizo cargo.

Eran aproximadamente las tres de la tarde, del sábado último, y a plaza Mitre comenzaban a llegar pintorescos personajes. De todas las edades. Muy bien vestidos, pero a la usanza del siglo XIX. Y después caminaban por Sarmiento en dirección a la calle Lavalle. En la plaza también algunos artistas montaban atriles y comenzaba a pintar.
En Sarmiento al 1400, raudos empleados municipales, acomodaban sillas en la calle, sonido, señalética. Allí en Sarmiento 1427 observaba todo imponente, brillante, férreo, impecable, el palacio Belgrano Otamendi, en su predio de casi una manzana. Hay que decir que recién ahora quedó así. Porque la pasó muy bien y muy mal en su siglo y medio de vida.
La familia Belgrano tuvo el palacio hasta que lo vendió a una familia Otamendi, que lo usaba de lugar de vacaciones. La mujer de la familia falleció y el marido dolido no quiso pisarlo nunca más y lo donó a una congregación religiosa, que albergaba niñas. Con los años pasó al Estado, y finalmente quedó a la deriva, abandonado, hasta se incendió una vez.
Una restauración y más

En la gestión Macri (2015-2019), como era usual, la AABE (administración de bienes del Estado nacional) trató de venderlo a particulares para hacer negocios. Esto tampoco prospero, y no tiene sentido ni recordarlo. Y luego, entonces, desde la comuna decidieron hacerse cargo del lugar. Y así ahora volvió a la vida con espacio artístico y cultural.
Como es de suponer, contarlo es más simple que hacerlo. La encargada municipal de llevar adelante la obra de restauración -que en concreto la realizó una empresa privada- es la arquitecta Cecilia Tucat -subsecretaria de Obras Públicas local-, una creativa profesional que además se destaca por la originalidad de las plazas temáticas que expandió por el municipio.

El joven intendente, Juan Andreotti, supo comprender el valor profundo de la construcción. “Esta obra es mucho más que la restauración de un edificio –dijo en declaraciones a la prensa local- Es un símbolo de nuestra historia y representa el esfuerzo de generaciones de sanfernandinos que trabajaron arduamente para construir la ciudad que tenemos hoy”.
Porque a una cuadra del centro de la ciudad. Y con su bagaje de materiales traídos de Europa, pisos venecianos, mármoles de Carrara, mosaicos holandeses. Una pintura sobre cerámicas de Países Bajos al ingreso de la mansión que abajo a la izquierda de la obra tiene la firma del autor estampada. El lugar tiene gran valor económico. Pero es más.
“Ahora va a ser un lugar de encuentro. En esta zona, que, aunque es céntrica, era mucho menos transitada, y ahora va a tener mucha más vida. Muchas cosas positivas son. Va a mejorar el valor de las propiedades vecinas El Palacio Otamendi es un patrimonio que debemos proteger y preservar para las futuras generaciones”, resumió el joven político.
Obra compleja


En diálogo con la arquitecta Tucat, informó que la proyecto se llevó adelante con el área de Monumentos Históricos de Nación. También reveló que la decisión fue focalizar las tareas en el palacio, y demoler toda otra construcción no histórica. El caso de las anexiones que hizo aquella congregación religiosa para su asilo de niñas, por ejemplo.
Tucat explicó que una de las complejidades de la obra radicó en que la construcción tenía dos niveles diferentes “El Palacio está dividido en dos partes. Con un ala o con un sector principal. Y un sector que se ve que era la parte secundaria de la casa, las habitaciones, y demás que tienen hasta diferentes niveles”, con los de la parte principal.

También señaló que, con el paso de mano en mano, “nos encontramos, primero con que en el palacio estaba todo destruido. Después que habían adherido partes de construcciones que no tenían nada que ver con el Palacio original. Era una construcción de los `70 que no tenía nada que ver con la parte histórica de esta instalación”.
Además, informó que “más allá de que también se quería hacer un polo cultural y gastronómico se decidió demoler las partes que no eran históricas. para crear más espacio y deja lugar para este teatro que estamos construyendo al lado”. En efecto, en dirección a la calle Belgrano se ve la construcción de un teatro, que prometen “será imponente”.
Visitas guiadas

Tucat puso de relieve que se trabajó en equipo. Tanto el municipio como el área de Monumentos Históricos de Nación tenían planos de relevamiento. La arquitecta relató que la comuna realizó el diseño y luego se comenzó a trabajar. El palacio albergará el área de Cultura municipal, que hasta ahora funcionaba, a cuadras, en la Quinta El Ombú.
En vacaciones de invierno, el Palacio se podrá visitar de lunes a domingo de 8 a 17, con entrada libre y gratuita. Además, informó el titular de Cultura, Néstor Torchia, habrá visitas guiadas, todos los días, a las 10, 11, 12, 18 y 19, que son muchos más interesantes que recorrer al azar el lugar, con tres plantas al menos de recorrido.
El día de la inauguración hubo artistas por todos los huecos del palacio, que incluso tiene un subsuelo. En la actividad cotidiana quedarán colgadas las exposiciones de pinturas y fotos, donde exponen artistas de la zona, como Santiago Fredes, Carmen Dalone y Rocío Ricagno, entre otros. Y continuará las exposiciones de objetos en las salas del lugar.
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