En su columna el doctor Prado recuerda la Batalla de San Lorenzo, de la que ayer sábado 3 de febrero se recordaron los 211 años. Prado, siempre atento al devenir político y social del país, recordó un acto nada menos que de su primer inferior, cuando tendría cinco o seis años, en una escuela chaqueña. Y además lo relacionó con la protesta social en el Congreso. Generada por la pretensión de la administración Milei de que le aprueben una “ley ómnibus”, para privatizar empresas públicas, ajustar a trabajadores y jubilados y vender recursos naturales de la Argentina. Y recordó que él en aquella escuelita chaqueña empezó a aprender que “La Patria no se vende”.
Por Juan José Prado*
Recuerdo mis primeros pasos en la escuela primaria 31 de Resistencia, Chaco. Esa que estaba, en 1939, sobre la calle Edison. Asistía a mi primer año de escuela primaria en el primer grado inferior. Llevaba mi libro Ala, que aún conservo. Y mi cuaderno de clase. Vestía el guardapolvo blanco, planchado. Lo mostraba con orgullo.
Recuerdo como si fuera hoy que festejamos la Batalla de San Lorenzo, el 3 de febrero. Unos compañeritos consiguieron disfraces de la época, tal vez los papás se los pudieron comprar en Casa Lamota, hoy día desaparecida. Y se vistieron como Granaderos. Recordábamos a General San Martín; al heroico sargento Cabral.
Recordábamos el 3 de febrero de 1813. Y recordábamos a San Martín saliendo de atrás del convento de San Lorenzo. Todos los compañeritos formados, y parados al lado de la abanderada de la escuela, cantábamos la Marcha de San lorenzo. Era una escuelita modesta, pública, de la gobernación de Chaco. Y allí aprendíamos nuestra historia.
“La Patria no se vende”
Empezamos de esa forma, con los símbolos a la vista, a comprender nuestra pertenencia a la Argentina. Nos enseñaban a querer y a respetar con afecto los símbolos. A conocer nuestra historia. Teníamos cinco o seis años. Y a los 90 lo recuerdo, como si hubiera sido ayer, el acto en aquella mi escuelita del Chaco.
Por eso entiendo perfectamente a quienes fueron al Congreso nacional a reclamar porque “La Patria no ve vende”. Yo comencé en aquella escuelita a sentir que debía defenderla con amor porque era mi Patria, la de mis papás, mis amigos, mis compañeros de escuela, mis maestras. “La Patria no se vende”, por supuesto que es así. La Patria no se vende.
*Abogado. Ex presidente de la Asociación de Abogados de Buenos Aires AABA. Miembro de la Mesa Directiva de la APDH (Asamblea Permanente por los Derechos Humanos). Gran Maestro de la UBA.
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