En esta extensa columna, Victor Bruzzoni, relata como conoció a un jovencito de Sarandi, adolescente que cursaba el último año del secundario, y pensaba estudiar derecho. El columnista estaba relacionado con su padre, Ernesto, un odontólogo de apellido Lanata, y con su madre, Angélica. Luego, siempre en tono más narrativo que periodístico, recorrerá la vida de ese joven que trascendió la esfera privada. Jorge Lanata, que no siguió derecho sino que se dedicó al periodiasmo, falleció a los 64 años el último 30 de diciembre.
Por Víctor Bruzzoni*

Sarandí. Un sábado a la tarde de 1978. La casa de los Lanata, en una esquina sobre av. Mitre. Al borde de un Chevrolet “Fleetine”, 1951, blanco, Ernesto Lanata su conductor, se dirige a la cancha de Arsenal[1]. Devenido progresista, de mecánico dental a odontólogo en su adultez, hincha y fanático del club, lo excitaba el enfrentamiento entre las barras de los hinchas.
No eran épocas de “barras bravas” sino de enfrentamientos fervorosos a gritos, manotazos y cascotasos de lejos. Verborrágico y pronto a gritar, de mirada fija con agudos y penetrantes ojos oscuros, nada parecía detenerlo en la contienda. Se divertía, era también su desahogo.
Regresa cruzando los semáforos en rojo (entonces, no había cámaras ni agentes de tránsito), con alegría: su club había ganado. Con los años, también pensé que el auto de alguna manera había sido su confesor. Con diferencia de edad me hablaba a menudo de sus padecimientos, luchas, frustraciones. Parecía no ser consciente de nada, pero lo era de todo, con crudeza de vida.
En su añeja casa prepara la pizza con sus manos, en tanto Cristina, la que sería mi esposa por más de 30 años, hija de Julia, la mayor, hermana de Ernesto, acomoda la mesa. Todo es agasajo. Angélica, como la llamaban en la familia, su esposa, sentada en silla de ruedas apenas se mueve con el cuerpo y se pone contenta cuando llega, de paso, un introvertido muchacho delgado, de mediana estatura, su hijo adoptivo Jorge y dice “”ssisi”” o “no- no” cuando le habla.
“¿Te quedas a comer pizza le inquiere su padre a Jorge?
No, tengo algo que hacer contesta lacónico Jorge.”
Se agita en la silla. Se le escapan lagrimas tras lagrima. Carece del habla por una operación a consecuencia de un aneurisma cerebral pero no le impide transmitir genuinas emociones. Solo Ernesto la entiende. Se comunica a gritos porque era su forma de ser. Quizá en su inconsciente le reprochara falta de felicidad o vaya a saber qué, pero vivirá a su lado, atendiéndola hasta morir. Nada le hará cambiar su sentimiento.
¿Te quedas a comer pizza le inquiere su padre a Jorge? No, tengo algo que hacer contesta lacónico Jorge. De costado, sin que lo escuchara, comenta irónico Ernesto: “a este me parece que le gusta demasiado la calle.” No estaba desacertado. Jorge Lanata estaba cursando el último año del secundario y hacía ya reportajes para un diario escolar. Recuerdo comentar que finalizaba un reportaje con Ricardo Balbín[i],famoso personaje político de la época, opositor a Perón.
A pesar de su fuerte vocación periodística, Jorge comenzó a estudiar Derecho. El recuerdo se hace niebla cuando su figura representa el préstamo de un libro introductorio de derecho. Nunca más los frecuenté hasta el día de la muerte de Ernesto. Ambos, fuimos por caminos distintos, muy distintos.
Jorge de pronto cambia. Sus íntimos deseos se imponen. Sus pensamientos lo dominan. Sin duda, el reporteo con la investigación a full, lo habían tomado. Los abrazará en el devenir, de distintas formas, pero será igual que su padre, nada le hará cambiar su destino.
Periodista ya, llega a “El Porteño”. El primer número de esta revista aparece en enero de 1982, en momentos en que el régimen militar había comenzado a debilitar sus medidas represivas. Y variadas expresiones comenzaban a pronunciarse sobre los problemas que se presentaban como políticamente significativos, a comienzos de los años ochenta.
“Para encontrar el origen de Página/12, habría que remitirse
a una sección de El Porteño (…)”
De 1986 a 1988, la dirigió como parte de una cooperativa que se hizo cargo de su edición, tras la partida de Gabriel Levinas, su fundador. La revista, de frecuencia mensual, fue revolucionaria para su época por los temas que tocaba. Opositora al régimen militar imperante, sus últimos números datan del año 1993, en plena democracia.
–”Lo que luego fue Página/12 era un proyecto que hicimos con Miguel Briante desde “El Porteño”, con el objetivo de sacar un diario. Hicimos varios números y luego lo archivamos porque nos pareció un riesgo económico demasiado grande, pero cuando (Jorge) Lanata se hace cargo de “El Porteño”, toma ese proyecto y consigue inversores que lo financien para crear Página/12. A partir de entonces se comienza a vaciar El Porteño para nutrir a Página/12.[2]
En una entrevista Lanata ratifica: “Para encontrar el origen de Página/12, habría que remitirse a una sección de El Porteño cuando funcionaba como cooperativa. Recuerdo haberle dicho a Tiffenberg: '¿Y si hacemos un diario así?' Se empieza a discutir como un diario de cuatro a ocho páginas, pero a medida que íbamos desechando diagramas nos dábamos cuenta de que íbamos a necesitar por lo menos 12 páginas.
Sin embargo, ya cuando salió tenía 16. Lo que más le preocupaba a la gente era '¿y por qué le habrán puesto Página/12 si tiene 16?'. «Página retoma una tradición del periodismo de los años 60 que tenía que ver con la investigación, con la información y, por algún vínculo lateral, con la literatura. Pero para mí en lo que más renovó Página fue en las formas. Probó que variarlas al infinito no obliga a cambiar el contenido. Demostró que se podía hacer algo serio y comunicarlo de manera cada vez diferente.”
“El diario iba a llamarse “Reporter”, pero ya estaba anotado
en el Registro de la Propiedad de Marcas.”
El diario iba a llamarse “Reporter”, pero ya estaba anotado en el Registro de la Propiedad de Marcas. Entonces, contaron la cantidad de páginas, lo que determinó el nuevo nombre. [3]
Pero era necesario tratar la financiación del futuro emprendimiento. Sobrevolando, se dice que los fondos provinieron – “vía Provenzano”- del ex guerrillero del ERP y del MPT, Enrique Gorriaran Merlo -individualizado también como doble agente-.[4] Otros, dicen que siendo un hombre de fuertes ideas, Lanata convenció a Fernando Sokolowicz de aportar el capital necesario (integrante del Movimiento Judío por los Derechos Humanos) a cambio de una modesta representatividad como editor en las marquesinas del diario.
La cercanía de algunos de los integrantes del Movimiento Todos por la Patria con Sokolowicz nunca quedó totalmente revelada. ¿Eran relaciones criadas en aquellos años de militancia humanitaria? ¿Eran, tal vez, acuerdos económicos cuyas implicancias Sokolowicz jamás sospechaba? Las dos preguntas fueron formuladas por varios responsables periodísticos del diario, al día siguiente del copamiento, ante un Sokolowicz de gesto adusto, incómodo, pero imperturbable. Contestó con el estilo que mejor lo representa: pocas palabras, todas vacuas, sin aclaración [5].
Era de vuelo muy bajo y su permanencia continuó en los medios. Sería Lanata, también quien revelaría: «A Fernando siempre le dije que era un buen negocio. Y me creyó. En ese tiempo, tal vez porque era el momento de la teoría, juro que a mí las cuentas me cerraban. Después no cerraron más y se perdió mucha guita durante dos años». Otro hombre también fue fundamental en su creación fue Alberto Elizalde Leal. Tramitó financiación y fue el primer Gerente General del diario.
“La herencia de la dictadura fue brutal: desaparecidos, madres con dolor, nietos no identificados (…)”
El año 87 amanecía con problemas en el calendario gregoriano. El Conejo se representaba en el chino. Su Semana Santa estaría teñida en Campo de Mayo, una de las guarniciones más importante y grandes de las armas argentinas. Un grupo de oficiales y suboficiales liderados por el coronel Aldo Rico se subleva, dando lugar a una serie de alzamientos del denominado sector «carapintada»[6]. La dictadura y los juicios a las Juntas son un hecho reciente. Habla también de una sociedad que rompía el cascarón. La violencia política comenzaba a dar pasos vacilantes en el desconocido universo de la continuidad democrática. La herencia de la dictadura fue brutal: desaparecidos, madres con dolor, nietos no identificados, etc., con una fuerte e impagable deuda externa.
A pesar de todo, son tiempos de continuidad y cambios en relaciones entre el poder político elegido y los principales factores nacionales de poder. La cruda democracia continúa transitando sobre peligrosos vados y el fuerte dilema democracia-militares o derechos humanos-impunidad como ejes, hizo resurgir esta idea de un nuevo periódico como un medio que dé cuenta de ello. Lanata advierte con ojo certero el nicho y se lanza entonces a la aventura.
Ese año, desconocidos ―posiblemente relacionados con el delincuente anticomunista italiano Licio Gelli [7-] profanan la tumba del expresidente Juan Domingo Perón, le cortan las manos con una sierra eléctrica y las hacen desaparecer. Klaus Barbie (principal jefe de la GESTAPO, conocido como el «carnicero de Lyon» [8], era condenado por crímenes de lesa humanidad a cadena perpetua. Eran tiempos muy duros.
“Lanata no tenía deuda directa con un partido político,
pero sí con una idea.”
Así nació el diario Página/12, de centro-izquierda fundado por él, primer director y Ernesto Tiffenberg, subdirector. Comenzó a editarse en la Ciudad de Buenos Aires, a partir del 26 de mayo de 1987. Con una tirada diaria de 10.000 ejemplares y 16 páginas, crecerían al doble en pocas semanas. Marcó desde el comienzo, diferencias con extensas notas de análisis que llegaban a ocupar más de una página, en promedio.
Miguel Repiso (Rep), desde el matutino número 1, ilustraba la contratapa y secciones del diario. La crónica que refleja el rotativo en su interior, aligera el texto periodístico de la carga informativa en lo diario y urgente. Convierte la utilidad efímera de la información en un relato literariamente perdurable. El objetivo era preciso: evitar el bombardeo informativo. Y debía ser manejado por una joven redacción (promedio 30 años), que pensara, escriba y titule con desenfado. Una nueva redacción que convulsionó el periodismo y el poder de la época.
Lanata no tenía deuda directa con un partido político, pero sí con una idea. Una base sobre la que construir una sociedad, en sus términos, más justa, aunque esto fuera una ilusión. Eso, por lo menos, se transmitió a través de sus columnas. Me lo imagino en la redacción, fumando cuanto cigarro tuviera a mano, por las noches, corriendo caballos desbocados dentro de su cabeza. Buscando para afianzarse en los trágicos hechos argentinos el apoyo de las noticias, especialmente en contextos en que se aceleran las urgencias cotidianas y se achican los tiempos de chequeo y reflexión.
Página/12 ofreció de entrada “Otra mirada”, con información sobre grupos con menor visibilidad mediática pero influyentes en la sociedad -militantes de los derechos humanos, feministas, de diversidades sexuales, ecologistas-. Con buen criterio recuperó la importancia de secciones relegadas en otros medios.
“Con Página, Jorge Lanata parió el hijo que no tuvo (..)”
Basado en la no censura, aprovechamiento máximo de la libertad de expresión disponible, fuerte compromiso con la democracia y en el afianzamiento y tratamiento de temas que ningún otro diario tocaba, su estilo gráfico pronto se difundió por todos lados.
Con Página, Jorge Lanata parió el hijo que no tuvo. Es un acontecimiento único que envuelve nuevas energías para continuar la profesión, ya que es padre de dos hijas: Lola y Barbara. Página, lo catapultaría como periodista estrella argentino a un futuro que ni él se lo imaginaba.
Ulanovsky expresa que, en realidad, Página retoma la tradición panfletaria que tuvo sus orígenes en “La Gazeta” de Buenos Ayres y que vivió su esplendor en ese siglo XIX del periodismo faccioso, pero para hacerlo no ya sobre un partido sino sobre un ideal social. “(…) Demostró (refiriéndose a Lanata) que se podía hacer algo serio y comunicarlo de manera cada vez diferente. La crítica que puedo hacer es que fue un diario desparejo, que en relación con los diarios tradicionales mostraba que estábamos vivos porque nos equivocábamos y esas cosas”[9]
El periodismo de investigación, de investigación de las corruptelas políticas, etc. Lo importante es que, hasta hoy, nunca dejaría de mencionar, día a día, la larga lista de desaparecidos. Esto es exclusivo de una Argentina superadora aún con sus fuertes crisis.
Lo cierto es que el matutino instaló una referencia ideológica y generó buenas plumas. Único medio en donde se podían encontrar columnas de Osvaldo Bayer y Juan Gelman, de Mario Benedetti y Eduardo Galeano, de Tomás Eloy Martínez y José María Pasquini Durán, de Eduardo Aliverti y Osvaldo Soriano, y de otros. Entre ellos las del famoso “perro” Verbitsky, una de las presencias más características, con notas habitualmente de doble página y medulares investigaciones.
“Se investigó a fondo, a los grupos económicos dominantes en la dictadura.”
Paralelo a la formación de opinión en lectores, a la postre marcó también agenda política. Por ejemplo, puso en apuros a la Corte Suprema de la época denunciando a Augusto Belluscio, uno de sus miembros; manteniendo un juicio que llegó a la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Contribuyó a postergar los ascensos de varios militares en cuyos pasados figuraban delitos de lesa humanidad y, una liberación por la Ley de Obediencia Debida.
Se investigó a fondo, a los grupos económicos dominantes en la dictadura. Denuncia, o como se quiera llamar, se habían instalado con el Página 12 que encabezaba Lanata. La prensa funcionaba tambien con otra realidad: investigación de los desparecidos. En suma: desde la instauración del diario, se afianzó la lucha por los derechos humanos, el reclamo de castigo a los responsables del terrorismo de Estado.
También dio cuenta de los procesos de integración regional, y se criticó duramente las políticas económicas neoliberales impulsadas en los noventa. Se oponía también a los vernáculos, oscuros y adormecidos diarios que habían coparticipado con los militares. Con una ciudadanía inclemente y difícil y en un país que, como decía Fernando Vallejos, tiene la perversión de creer que lo grave no es matar, sino lo que se diga. Y tuvo la habilidad de no convertir al diario en una especie de oficina de prensa polivalente. De aquí, su originalidad y fuerte adhesión de sus lectores.
La construcción de una particular forma de relación con el público lector, a través de estilos, diseños, títulos, es un aspecto que relaciona a Página 12 con el diario de Botana (Crítica). Ambos proyectos innovaron en el campo periodístico. Pues transformaron y renovaron la forma de llevar adelante la práctica periodística y revolucionaron el campo periodístico a partir de su intervención en él.[10]
“El diario se afianzó en un camino: trenzarse por los derechos humanos (…)”
El primer ejemplar de Página 12, fue novedoso. Dedicó el “pirulo de tapa” al nuevo juramento de las Fuerzas Armadas. La gran noticia era que debía ofrecerse lealtad a la Constitución Nacional y había milicos que se negaban. Un recuadro del título principal daba cuenta que un mayor había sido castigado por ese motivo. Muy bien narrada, en pocas líneas, con estilo vibrante y distinta gráfica, la impronta se impuso.
Osvaldo Soriano introdujo en la contratapa conceptos de la prensa francesa, como el buen nivel de escritura de “Liberation”. La eficacia de sus títulos coloquiales, y su forma de inserción social, eran temas conocidos al dedillo durante su exilio europeo. Títulos con humor, irreverencia o ironía, basados tanto en paráfrasis de nombres de películas como en dichos populares, pronto se impusieron.
Diez días después, cuando la redacción todavía estaba entrando en calor, Diputados sancionó la “Ley de Obediencia Debida[11]”. El diario se afianzó en un camino: trenzarse por los derechos humanos y los intensos conflictos de las fuerzas armadas para ajustarse a la democracia. Los sucesivos ejemplares tendrían su toque: redacción de textos o construcción de títulos en donde el verbo se ponía antes que el sujeto, etc., es decir desestructuración periodística. Trataba a fondo las principales noticias del día, calculadas al centímetro.
Como ocurría con La Opinión en la década del 70, el matutino no se editaba los lunes, para evitar el fuerte requerimiento de personal que exige cubrir la jornada deportiva. Forzaba los límites de lo dicho y su forma de transmitirlo. No importaba, de allí, el hiato entre el proceso modernizador y de “destape” generado en el ámbito social y el cultural. Lograba traslucirse en el nuevo valor de lo periodístico.
“A Página/12 se le hizo, por momentos, muy evidente su equipaje de amores y odios, de inclusiones y exclusiones.”
A Página/12 se le hizo, por momentos, muy evidente su equipaje de amores y odios, de inclusiones y exclusiones. Eso no impidió que se produjeran situaciones de tensión. El diario sufrió atentados, amenazas; se le hicieron enorme cantidad de juicios. Muchos medios y sus entidades representativas abrieron y expusieron interrogantes corporativos. Ni siquiera las entidades empresarias lograron impedir boicots publicitarios que involucraban también a los anunciantes privados, ni fallos de la Corte Suprema de la Nación, impidieron que la Presidencia excluyera de la asignación de publicidad y de información a ciertos medios castigados con centro en Página/12.
Horacio González lo dice de otra manera y expresa la idea de que Página/12, emerge de un “hueco repentino que entrega la sociedad argentina” rodeando ese vacío, definiéndola como “sometida al doble escándalo de una represión clandestina llevada más allá de lo humano y el final sin gloria de los grandes proyectos de cambio que apelaban a la imaginación social en favor de `los condenados de la tierra´”, y detalla: Era posible ahora que los sectores inspirados por las culturas de rechazo a lo establecido pensaran en la posibilidad de una izquierda en el método retórico que al mismo tiempo disputara racionalmente el mercado lector, generara nuevos lectores modernos y trazara fronteras muy móviles con las diversas actualidades políticas y económicas.[12]
Quizás, lo negativo del diario haya sido que se consintió en exceso su condición de segundo diario. Nuevas vientos políticos y nuevas etapas periodísticas darían paso a generaciones intermedias, produciendo continuación y constante crecimiento.
“Otros vientos soplarían su mente y su corazón.”
Transcurrió el tiempo. Lanata le soltó la mano a su hijo adoptado que se mantiene vivo produciendo la otra mirada. La vida no le fue liviana, pero logró armar su escenario. Lanata se refugió en la literatura, el documental, la TV, la radio, el teatro de revista con humor agrio matizando el lenguaje periodístico, portales de noticias, radio, premios y reconocimiento, etc. Otros vientos soplarían su mente y su corazón.
Lanata: “En 1994 decidí irme del diario que empecé a dirigir a los 26 años. Y hace muy poquito que puedo verlo con cierta distancia o que se me dejaron de ocurrir ideas de tapa. A veces hablo de Página y tengo la sensación de que me hubiera ido hace treinta años. Y no fue hace tanto. Qué loco.” [13]
Y el periódico continuó en su lucha. Tratando de ser lo más representativo posible, Por ejemplo en el año 2000, durante el gobierno de Fernando de la Rúa, el diario dio la primicia de la renuncia de Carlos «Chacho» Álvarez a la Vicepresidencia de la Nación. Fue el primer diario en investigar la corrupción en la SIDE que era dirigida en ese momento por Fernando de Santibañes. Y, en 2007 “La Casa América Catalunya”, cuyo directorio comparten los gobiernos de España, Barcelona y Cataluña, otorgó a Página/12 su premio anual a la libertad de expresión, por su “rigor y profesionalidad puestos al servicio de la justicia y los derechos humanos” (Fuente: Wikipedia). Quizás sea como reflexionó en pandemia el sociólogo Horacio González al decir con sabiduría algo asi como que tenía “un sentimiento desconcertado”.
“Todo se ha esfumado, se ha transformado: Mar del Plata el lugar de su nacimiento, Sarandí, el de su crecimiento, el Chevrolet blanco.”
Y sobre Jorge Lanta. Ya no estarán sus padres ni su fanática Tía Negra, que tuvo el privilegio de apostarse para aplaudirlo los domingos en la primera fila de sus programas. Ella siempre habló de él. Se sintió orgullosa de su Lanata representativo. Tampoco el “que haces boludo…”, “déjate de joder”, etc. Todo se ha esfumado, se ha transformado: Mar del Plata el lugar de su nacimiento, Sarandí, el de su crecimiento, el Chevrolet blanco. El pasado se guarda en el recuerdo y el afecto…. Creo que Lanata eso lo tendrá acunado en su interior.
Lo cierto es que con el diario “Critica de la Argentina” (2007) con una tirada inicial de 80.000 ejemplares, Jorge Lanata es el único periodista argentino vivo que fundara dos matutinos, varias revistas y distintos programas entre los que se destaca “Dia D”. Su trayectoria es extensa y expuesta. Da la impresión de que, en su crecimiento y madurez, valora más los altibajos de la vida que la perfección, aunque no cabe duda de que puso todo su cuerpo y barba para rechazar las balas que entraban desde la responsabilidad, la innovación informativa y la crítica permanente.
Quiso trascender y pudo. Demostró que era posible la construcción de un nuevo periódico con otras claves. Como dijo Pepe Mujica, expresidente de la República Oriental del Uruguay: “Resumir tanta historia en tan pocas palabras es medio grosero.”
*abogado. Exjuez del fuero laboral
Referencias
[1] Arsenal de Sarandí es un Club de futbol argentino que pertenece a esa ciudad de Avellaneda, provincia de Buenos Aires. Fundado el 11 de enero de 1957, pertenece a la Primera División.
[2] Testimonio de Gabriel Levinas publicado en la muestra “Escenas de los ´80-Primeros años” de la Fundación Proa. Extraído de http://www.proa.org/exhibiciones/pasadas/80s/medios_protagonistas.html.
[3] Relato de Jorge Lanata y Román Lejtman en “Rompecabezas”, por FM Rock&Pop)
[4] Eduardo Anguita, en su libro “Grandes Hermanos”, 1987.
[5] Ed. Lavacca, 3-3-05
[6] Las sublevaciones carapintadas -4 en total- las realizaron entre 1987 y 1990, militares que impidieron varias veces que se consolidara un sistema democrático en la Argentina. (Wikipedia)
[7] Licio Gelli (Pistoia, 21 de abril de 1919-Arezzo, 15 de diciembre de 2015). Agente italiano de la logia masónica Propaganda Due (P2), Wikipedia, web
[8] Klaus Barbie Altmann (Bad Godesberg, Alemania; 25 de octubre de 1913 – Lyon, Francia; 25 de septiembre de 1991) fue un militar alemán que se desempeñó como alto oficial de las SS y de la Gestapo durante el régimen nazi. Estuvo involucrado en numerosos crímenes de guerra contra la humanidad durante la Segunda Guerra Mundial, especialmente en Francia.
[9] (Ulanovsky, 1997: 336).
[10](“Página/12: la articulación como transformación.”, Ackerman Sebastián E., 2018, pag. 8)
[11] Promulgada en Argentina el 4 de junio de 1987, dispuso la extinción de acciones penales a militares que cometieron delitos como desaparición forzada de personas, detenciones ilegales, torturas, homicidios agravados o asesinatos, acaecidos durante el autodenominado “Proceso de Reorganización Nacional” en la Argentina (1976–1983). Su objetivo era amparar de la Justicia a los represores por los hechos cometidos en el marco de la dictadura.
[12] González, 1992: 12
[13] Entrevista de Carlos Ulianovsky, obra: “Paren las rotativas”
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