Mons. García Cuerva recordó a los religiosos palotinos asesinados durante la última dictadura

A 48 años de la Masacre de San Patricio el arzobispo de Buenos Aires presidió una misa en memoria de los religiosos palotinos asesinados aquel nefasto 4 de julio de 1976. Se trata de los sacerdotes Alfredo Leaden, Pedro Dufau y Alfredo Kelly, y de los seminaristas Salvador Barbeito y Emilio Barletti. La iglesia de San Patricio -de aquí el nombre de la masacre- está en Belgrano (CABA). .

“Esa fue su misión, hace 48 años. Esa es hoy también nuestra misión, dar la vida». La exhortación del arzobispo de Buenos Aires Mons. Jorge García Cuerva no deja lugar a duda sobre el compromiso de los sacerdotes y seminaristas palotinos asesinados hace 48 años por la última dictadura cívico militar, en la iglesia de San Patricio (CABA).

Tampoco cuando, en esa homilía, durante la misa que presidio para recordarlos, ayer jueves 4, advirtió sobre la fe de los religiosos -que bien encaja en la fe que debe ejercer cualquier creyente-: “Una fe audaz, pero no valiente como los súper héroes de historieta; una fe muy humana, con las fragilidades y vulnerabilidades que todos tenemos (…)”.

Sus asesinos, se ha conocido con los años, escribieron en un alfombra en el lugar de los hechos “Estos zurdos murieron por ser adoctrinadores de mentes vírgenes y son M.S.T.M.”. Estas cuatro letras coinciden con las que inician las palabras “Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo”. No hay casualidades. Y palabras como «zurdos» y «adoctrinamiento» que vuelven a decirse.

La homilía

Durante su homilía, asimismo, el padre Jorge citó varias veces a los propios sacerdotes masacrados, difundió la agencia católica de noticias AICA. El arzobispo de la CABA también citó al Papa Francisco, y a San Oscar Romero, un mártir contemporáneo, salvadoreño, asesinado asimismo por denunciar la pobreza y defender a los desvalidos.

Aquel fatídico 4 de julio de 1976 fueron asesinados los sacerdotes palotinos, Alfredo Leaden, Pedro Dufau y Alfredo Kelly, y los seminaristas Salvador Barbeito y Emilio Barletti. «Su fe también llamó la atención en su momento histórico y lo sigue haciendo hoy, 48 años después. Una fe muy centrada en Jesús (…)”, señaló García Cuerva.

La misa en memoria de los mártires palotinos difundió AICA, asimismo, estuvo concelebrada en la parroquia de San Patricio, en Belgrano, por el arzobispo de San Juan de Cuyo, monseñor Jorge Lozano; el obispo auxiliar de Buenos Aires, monseñor Alejandro Giorgi; y una veintena de sacerdotes.

El texto del evangelio de la misa informó AICA, versaba “sobre el perdón de los pecados del paralitico” (en la Biblia Mateo 9, 1-8). Un texto referido a la fe. García Cuerva explicó que de la lectura surge que a Jesús “le llama más la atención la fe de los que cargaban la camilla que el mismo paralítico. Y esa fe debía verse, debía notarse mucho”.

Ponerse de pie

“Así -exhortó Mons. García Cuerva- debe haber sido la fe de nuestros hermanos palotinos, los padres Alfredo Leaden, Pedro Dufau y Alfredo Kelly y los seminaristas Salvador Barbeito y Emilio Barletti. Su fe también llamó la atención en su momento histórico y lo sigue haciendo hoy, 48 años después”.

El padre Jorge también explicaba -señaló AICA- que “Jesús le dice -al paralítico-.: 'Levántate'. Lo anima a ponerse de pie y a caminar». Y enfatizó: “Ponete de pie, a pesar de las dificultades. De pie. Defendiendo la verdad y la justicia. De pie. Aunque las piernas duelan y las parálisis nos parezcan ganar (…)”.

Y exhortó: “De pie, como Alfredo, Pedro, Alfie, Salvador y Emilio que, con su sangre, fecundaron nuestra Iglesia. De pie, como María al pie de la cruz». El p. Jorge también señaló que los mártires “encarnaron las palabras del documento de Aparecida, cuando dice: 'La vida se acrecienta dándola y se debilita en el aislamiento y la comodidad'”.

E indicó: “Se vive mucho mejor cuando tenemos libertad interior para darlo todo: 'Quien aprecie su vida terrena, la perderá'. Aquí descubrimos otra ley profunda de la realidad: que la vida se alcanza y madura a medida que se la entrega para dar vida a los otros. Eso es, en definitiva, la misión».