A los 63 años falleció, hoy martes, el sanfernandino, Rodolfo Blanarik. Docente, abogado, dedicó su vida a la educación. En su carrera, ejerció la dirección de la primaria de la tradicional Unidad Académica Normal Artigas -”el colegio Normal”, como lo conocen varias generaciones de sanfernandinos-. Y, en la actualidad, era director provincial de Tribunales de Clasificación, un organismo dedicado a velar por el estatuto docente, con una modalidad de funcionamiento colectiva, espíritu democrático y buscador de consensos. Todas cualidades que Blanarik llevaba en su persona. En esta nota el editor de, De Norte a Norte-Noticias las 24 Horas, Gustavo Camps, lo recuerda en primera persona, pues más allá de las funciones, lo conocía desde la adolescencia que compartieron en San Fernando.
Por Gustavo Camps*
Roly era de la barra de adolescentes que pasábamos el tiempo juntos, íbamos a bailar a las casas en los infaltables asaltos, compartíamos salidas al Ital Park y a los cines de barrio. Lo recuerdo afable, más independiente y menos egocéntrico, de lo que éramos el resto de aquella barra sociable que dejaba de a poco la infancia.
Cuando hoy martes, en un grupo de Whatsapp -que se llama sin exagerar, Barra Brava, donde estamos allí varios de aquella adolescencia- su prima política, Gladys, dio la mala nueva de su fallecimiento me sentí realmente conmovido. Rodolfo Blanarik -Roly, que también era Rodo en el trabajo- nos dejaba a los 63 años.
Recorro algunos mensajes en la redes que revelan el pesar por su partida. Y veo que supo mantener las cualidades que lo destacaban desde la infancia y la juventud. Generoso, reflexivo, compañero, alegre, amigo. Siempre activo y con proyectos. Roly siguió la carrera docente; y con los años también se recibió de abogado (UBA).
“Era de los que podía hablar con
conocimiento de causa”
Tras la adolescencia nuestros caminos se bifurcaron, y en cierta forma el destino nos mantuvo unidos. Porque él dedicó su vida a la educación. Y yo, periodista, varias veces volví a cruzarlo y encontrarlo al informar temas educativos donde él había aportado, actuado. Era de los que podía hablar con conocimiento de causa.
Tanto Gladys, como la hermanda de Roly, Adriana, de adultas siguieron la carrera docente, tras dedicarse por años a sus respectivas familias a tiempo completo. Es verosímil pensar lo mucho que habrá influido en esto Roly. Pues amaba y valoraba la educación y la docencia, con un profundo respeto a la experiencia de vida.
“Desde este niño que fui y que conservo conmigo y con la experiencia de esta vida que tengo y el abrigo de esta profesión que elijo, celebro a muchas de mis maestras y maestros buenas/os y amorosas/os”, escribió en su muro de Facebook, para un 11 de setiembre, en el que felicitó a los docentes en su día.
“(…) Generoso con tu conocimiento. Pedagógico. Amigo.
Compañero de trabajo y de militancia (…)”
Pero con claridad, y compromiso social también señalaba en un banner: “si el martes no aprobamos “Calle” no podremos cursar “Futuro”, son correlativas”. En la imagen de portada, de su cuenta de Facebook, asimismo, tenía una bandera argentina con un sol adelante, y la parte blanca, entre las celestes, formada por infinidad de tizas.
Sin duda, la familia, los amigos, los compañeros de trabajo, vamos a extrañar a Rodo, a Roly. Y nos entristece su partida. Pero la educación, sobre todo en estos tiempos que corren de individualismo, desdén por el conocimiento, y valoración de lo superficial e inútil, pierde a alguien imprescindible, con tanto para dar aún.
No en vano, alguien cercana como, Susana Palmucci, lo despidió así: “Rodo querido así te quiero recordar: Generoso con tu conocimiento. Pedagógico. Amigo. Compañero de trabajo y de militancia. Emprendedor y trabajador hasta el cansancio, por una escuela mejor. Nos partiste el corazón y siempre te recordaremos”.
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