En esta columna el naturalista, Ricardo Barbetti, celebra la bondad, la pureza y la virtud de la niñez. Barbetti ha dedicado su vida a conocer primero y luego a difundir la naturaleza y sus valores. El buen vivir, también el desarrollar los afectos, la intuición, antes que el cálculo y el razonamiento frío y superficial. Conoció y aprendió muchísimo de campesinos e indígenas. Su jardín natural en La Lucila es, ante todo, un símbolo de que si se la deja vivir en paz, la naturaleza fluye, acompaña, cobija y le sirve a las personas, no como un esclavo o un sirviente, sino como un hábitat ameno para desarrollar la vida.
Por Ricardo Barbetti*
Es muy bueno que hay niños de más de sesenta años, conozco varios. El tiempo no trata a todos del mismo modo. El gran artista catalán, Salvador Dalí, dijo que el tiempo es la más surrealista de las dimensiones. Pero no es lo mismo juventud que inmadurez. Hay sabios de tan solo cinco años.
Hay cosas del carácter y la personalidad que son típicas de niños o bebes. Por ejemplo, la pureza, inocencia, también la ingenuidad y la sinceridad, la ternura. Y la naturalidad, la espontaneidad, y la dulzura, la frescura. Pero por el maltrato a las personas esos modos de ser, de alguna manera se van perdiendo.
Muchas veces se conservan en campesinos, en artistas y en indígenas. Porque ellos tienen mejor conexión con la realidad que otros. Es una cualidad muy buena. Hay que aceptarla y celebrarla. Lo que puede ser necesario es desarrollar más la capacidad crítica y la astucia para que no ser engañados.
Algunos no quieren ser niños. Y creen que ser grande es ser agresivo, violento, odioso dominador, mal pensado, acusador, egoísta y cruel. Pero no les es natural y les sale mal. Les da mal resultado. Maltratan de forma injusta a personas que no merecen eso. Muchas veces, incluso, a los que los ayudan más.
Los que conservan las cualidades de niño están más allá del tiempo (que es una ilusión). En muchos casos porque tienen suficiente fortaleza y salud, y mejor orden emocional y mental. Entonces, por eso son menos dañados o deformados por las injusticias, maldades y absurdos de otras personas. No se las creen.
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