De norte a norte, Derechos Humanos, Tigre

Derechos humanos, juicios a represores, nuevos actores

Adriana Taboada, referente de la Comisión Memoria Verdad y Justicia Zona Norte, y el abogado, Pablo Verna, del colectivo Historias Desobedientes, pasaron revista sobre la actualidad del juicio a represores de la última dictadura cívico militar, y los desafíos de la consigna: memoría verdad y justicia, sobre lo acontecido en el país durante el totalitarismo dictatorial. Fue ayer viernes en la Unión de Educadores de Tigre UDET, en Gral. Pacheco. Estuvo, Verónica Caamaño, hija de José Caamaño -obrero naval víctima de la dictadura- y directora general de Derechos Humanos de Tigre.

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Verónica Caamaño, su papá José fue un obrero naval víctima de la dictadura. Ella es la directora general de Derechos Humanos de Tigre

«La desaparición no fue un medio para controlar solo a los militantes, sino a la comunidad toda» explicó la psicóloga, Adriana Taboada, vecina de Vicente López, durante una charla en la Unión de Educadores de Tigre UDET, en Gral. Pacheco, que informó sobre los juicios de lesa humanidad a los represores de la última dictadura; los alcances de la consigna, memoria verdad y justicia, y los nuevos actores presentes en las cuestiones de los derechos humanos.

Justamente la acompañó para hablar de estos temas el abogado, Pablo Verna, del colectivo Historias Desobedientes, que reúne a hijas e hijos -él mismo lo es- de involucrados en la represión ilegal y los crímenes de lesa humanidad que se cometieron durante la dictadura, los cuales sintieron la necesidad de conocer de manera fidedigna qué hicieron sus familiares sin justificaciones, prejuicios o posturas indulgentes por el hecho del fuerte vínculo existente.

Les dieron la bienvenida el docente, Daniel Fariña, referente de la UDET, y ex secretario de Cultura de Tigre; y Verónica Caamaño, hija de José Caamaño -obrero naval del ex astillero ASTARSA víctima de la dictadura- y directora general de Derechos Humanos de Tigre; que leyó una sentida nota de una afiliado a la UDET, Julio Gómez, sobre las víctimas de dictadura, secuestrados que nunca aparecieron, «los desaparecidos», como se los nombra generalmente.

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Taboada: «se necesitaron dos leyes para tratar de neutralizar el juicio a las juntas»

Taboada, que es referente de la Comisión Memoria Verdad y Justicia Zona Norte, perita en los juicios e investigadora en la Universidad Nacional de Tres de Febrero (CEG-UNTREF), al comenzar dio una fecha precisa del inicio de lo que se conoce como el proceso genocida, durante la dictadura, que fue cuando se iniciaron las actividades del primer campo de concentración con prisioneros políticos de la dictadura, situado en Tucumán, en febrero de 1975.

La experta también puso de relieve que si con los años se supo que los centros clandestinos de detención y tortura estaban en lugares céntricos, y en los centros de ciudades, no fue por un mal cálculo o desconocimiento de los represores, sino todo lo contrario, pues justamente se buscaba difundir el terror entre la población, para evitar la oposición masiva de la ciudadanía a las políticas que los dictadores debían instrumentar en el poder.

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«La desaparición no fue un medio para controlar solo a los militantes, sino a la comunidad toda» explicó la psicóloga, Adriana Taboada

La Juventud

En la mira de los represores estaba la juventud, también como un objetivo preciso, pues se buscaba que en el futuro tampoco hubiera resistencias a las políticas de opresión, señaló Taboada. «Se necesitaba una juventud vacía de contenido» afirmó la mujer y relató una conversación entre un torturador y una víctima, durante la cual el represor le manifestó a su v´citima: «Cuando nos vayamos los jóvenes solo van a pensar en ir a bailar»

La desaparición, el secuestro, y no el asesinato a la vista de todos, tampoco fue un error sino que buscaba la incertidumbre de los familiares, para debilitar y apagar la resistencia. Taboada valoró la resistencia, pese a todo de madres, abuelas, trabajadores y docentes también; tanto es así que los propios represores reconocieron al retirarse que con los educadores «no hemos cumplido el objetivo» de acallarlos y acallar sus denuncias.

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«No permitirnos actuar sería dejarnos fuera de la humanidad» resumió en un momento el joven abogado sobre la responsabilidad del Poder Judicial en evitar que los familiares de represores sean parte de los juicios para llegar a la verdad

Taboada valoró particularmente el juicio a la llamada «junta militar», a los jerarcas máximos de los crímenes, pues esos juicios permitieron, en democracia, iniciar los procesos judiciales al abanico de jerarquías menores y civiles y religiosos involucrados en las torturas y otros terribles delitos de lesa humanidad, que tuvo como víctimas incluso a bebes y niños y personas con discapacidad, contra opositores al régimen o sospechosos de serlo.

Taboada destacó la importancia de aquel primer juicio, al señalar que «se necesitaron dos leyes para tratar de neutralizar el juicio a las juntas» en relación a las tristemente célebres leyes de «obediencia debida» y «punto final», que en democracia trataron de dejar sin que se juzguen a los involucrados de en los crímenes de la dictadura de menor jerarquía. El 21 de agosto de 2003 (gestión Néstor Kirchner) el Senado de la Nación anuló esas leyes y se dio paso a los juicios.

Sobre la actualidad judicial Taboada informó que hubo alrededor de 226 juicios, con 1.000 sancionados de los cuales el 70% cumple cárcel domiciliaria debido a la edad y muchas veces a subterfugios de los reos para eludir la cárcel común. La psicóloga señaló que fue un avance concreto que la Justicia reconozca la «desaparición forzada» como delito; y el juzgamiento y condena de delitos sexuales -un tema tabú entre las víctimas varones-.

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El público agradeció el compromiso del abogado Verna

Taboada también explicó que un desafío actual, por el paso del tiempo, es la asistencia de la población a los juicios que se llevan a cabo -en nuestra región hay uno en una sala situada en Olivos, y dos en una sala de San Martín- y reconoció que «es muy difícil llenar las salas de enjuiciamiento por parte de las querellas y las víctimas», algo que según aclaró, sería constructivo incluso para la calidad con la que se desempeñan jueces y fiscales en su trabajo.

Nuevos actores

Sobre las novedades en la búsqueda de la verdad, Taboada consideró lo positivo del descrédito social a que los reos de la dictadura sean beneficiados con el llamado 2×1 (contar un 1 año de cárcel como 2) manifestado en la masiva marcha nacional contra el 2×1 en mayo 2017; y la aparición de un nuevo actor social: los hijos e hijas de represores que quisieron abordar la verdad de lo realizado por su padres, más allá del vínculo familiar.

A esta altura de la charla en la UDET, Taboada le dio voz al abogado Verna, hijo del médico Julio Verna, capitán retirado del ejercito, que según se sabe, se desempeñó en el centro clandestino de detención de Campo de Mayo. Verna hijo forma parte del colectivo Historias Desobedientes, que reúne a hijos e hijas de involucrados en crímenes de lesa humanidad que eligieron conocer la verdad de la actuación de sus familiares sin prejuicios por el vínculo.

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La experta Taboada, el abogado Verna, y los tigrenses Verónica Caamaño y Daniel Fariña, docente referente de la UDET y ex secretario de Cultura de Tigre

Pablo definió como un «camino de conciencia» el que lo llevó a querer enterarse de la verdad de la actuación paterna. Relató que de parte de este no logró ese sinceramiento sino más bien escuchaba justificaciones generales. Relató que en 2009 pudo corroborar la actuación de su padre en la represión ilegal pero no sabía cómo, y recién en 2013 se enteró en concreto que participó en los «vuelos de la muerte»; y en un crimen, en Escobar, de cuatro personas.

El colectivo, relató Verna, trabaja en un proyecto de ley para que los hijos de sospechados de crímenes de lesa humanidad puedan presentarse a la Justicia como testigos y denunciantes de sus padres, algo que hoy la ley no permite plenamente. Consideró que la teoría legal de evitar la participación «para no romper el vínculo familiar» es inconsistente pues cuando la sospecha del delito no es explicada, el vínculo igual se rompe entre los familiares.

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El docente Julio Gómez dedicó un escrito muy sentido, a los desaparecidos, que leyó Verónica Caamaño

La intervención de Verna fue muy clara, convincente y sentida, no obstante, esta tarde a partir de las 19,30, volverá a presentarse en otra charla, en la parroquia, Nuestra Señora de Carupa (Larrea 500, Tigre), donde también se presentrá el libro de título homónimo, Historias Desobedientes, una recopilación de Analía kalinec, con testimonios de hijas e hijos de genocidas, donde se hablará en particular de la situación y la búsqueda de estos nuevos actores.

De allí que esta crónica no abunde en la intervención que de ninguna manera fue superficial, de hecho muchos presentes, al momento de las preguntas, le agradecieron la actitud por avanzar en la verdad sobre los hechos donde se involucraron sus familiares, y en poner al servicio de esa verdad incluso la profesión. «No permitirnos actuar sería dejarnos fuera de la humanidad» resumió en un momento el abogado sobre la responsabilidad del Poder Judicial.

Gustavo Camps

  1. Muy bien Gustavo Camps por la nota

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