El Ecoparque de la CABA (ex zoológico) trabaja con instituciones, universidades y organismos oficiales en la conservación de especies autóctonas, informó una comunicación de la entidad. En total, calcularon desde la entidad, se derivaron más de 900 animales. Y se devolvieron otros 2.000 a sus hábitats naturales en distintos lugares de la Argentina.
Desde que en 2016 el Jardín Zoológico Municipal de la Ciudad de Buenos Aires se convirtió en Ecoparque, 929 animales han sido derivados a universidades, organismos nacionales y granjas educativas. Y otros 2.115 han sido liberados en sus hábitats naturales dentro del país. Así surge de un informe que difundió estos días la entidad.
El Ecoparque está en el cruce de las avenidas Santa Fe y Sarmiento, en Plaza Italia, y abre sus puertas al público de martes a domingos y feriados, de 11 a 18, con entrada libre y gratuita. No se puede ingresar en bicicleta ni llevar mascotas, o recipientes de lata o vidrio. Más información en https://www.buenosaires.gob.ar/ecoparque.
Además de oficinas nacionales, se destaca que el Ecoparque trabaja, entre otras provincias, con Buenos Aires, Entre Ríos, Tucumán, Mendoza, Río Negro. También Jujuy, Misiones, San Luis, San Juan, asimismo, La Pampa, Córdoba, Tierra del Fuego, Salta, La Rioja, Santa Cruz y Corrientes. Con posibilidad de ampliar los puntos.
Según el informe, asimismo, “más de 3.800” animales fueron rescatados del tráfico ilegal de fauna, el mascotismo y otras situaciones de peligro para las especies. La tarea de la entidad abarca instituciones, universidades y organismos oficiales “de 16 provincias argentinas”, en programas de conservación de especies autóctonas.

Animales autóctonos en peligro
“A diferencia de un zoológico. Con muchas especies y gran cantidad de individuos. Lo que hace el Ecoparque es especializarse en animales autóctonos en peligro de extinción”, explica el titular del lugar, Federico Iglesias. Por caso, informaron, llevaron antílopes a la Reserva Estación de Cría de Animales Silvestres, en Buenos Aires.
“El problema es que de algunas especies sabemos muy poco y tenemos que empezar a estudiar muchos aspectos de los animales de cero. Se sabe muy poco de los tapires, de los cardenales amarillos o las nutrias gigantes, los guacamayos rojos o de los cóndores”, enumera también el subsecretario del Ecoparque.
Según la información Iglesias y su equipo trabajan con 15 programas de protección de animales que están en sumo peligro de extinción. “Eso es muy importante porque somos el único ejemplo de un zoológico que tiene el 100% de su población dentro de un programa de conservación, para liberarlos”, explica.
En esta línea, se informa, en el Ecoparque ya se han tomado “más de 8.000 muestras de laboratorio” para entender conceptos básicos. Cuestiones que tal vez la medicina de humanos tiene resueltos, como cuántos glóbulos blancos y cuántos glóbulos rojos tiene normalmente un individuo, según la especie.
“El cóndor, por ejemplo, es una especie que se viene estudiando hace 30 años. Pero aún se conoce muy poco de él. Y el viejo Zoológico es uno de los pioneros en el proceso llamado rewilding (la cría para la reintroducción de una especie en peligro)”. “Rescate, rehabilitación y liberación”, resume Iglesias sobre el proceso.
Relocalizaciones
Además informa que desde el Ecoparque están “reintroduciendo el tapir en Tucumán y Jujuy con la ayuda de instituciones locales y nacionales, como universidades, el Conicet y ONGs locales”. Y señala que “lo mismo hacemos con el guacamayo rojo en Corrientes, con los caracoles de Apipé, en el Río Paraná”.

La entidad capitalina, asimismo, trabaja con Río Negro y la provincia de Buenos Aires, con el cardenal amarillo. Y también con el cóndor que, según evaluaron “tiene una distribución enorme, que trabajamos con gran parte de las provincias del noroeste, del sur, y hasta del Atlántico como Río Negro, donde se lo considera extinto”.
Otra especié relocalizada es la de los emúes, derivados al Ecoparque de América. Y se trasladaron a granjas educativas animales chicos. Las jaulas que van quedando vacías se reciclan, se informó. No obstante se aclara que “no siempre los animales rescatados pueden ser liberados, ya sea por razones físicas o cognitivas”.
En esta línea se informa que en el Ecoparque, el antiguo Reptilario (serpientes, reptiles y tortugas) y las jaulas del perímetro, donde alguna vez hubo pumas, forman parte actualmente de un paseo didáctico. En la recorrida se puede aprender, cronológicamente, toda la historia del ex zoológico actual Ecoparque.
La puma Lola
La vieja jaula de los leones, por ejemplo, actualmente tiene una habitante exclusiva. Se trata de Lola, una puma de Santiago del Estero. Según recuerda Iglesias, fue levantada por una familia y llevada al barrio de Mataderos donde se crió como mascota. Lola dormía en la misma cama con uno de los hijos de la familia.
Esa crianza, informan, impide que sea devuelta a su lugar de nacimiento. Porque no se readaptaría y significaría un riesgo para su vida. Por eso Lola permanecerá en el Ecoparque como ejemplo, para los visitantes, de una cosa inconveniente: el mascotismo. Este es uno de los grandes problemas que tiene la fauna silvestre.
Hay otros animales emblemáticos que no se pueden llevar a lugares más apropiados. “Las jirafas y los hipopótamos -explica Iglesias- no pueden ser derivados. Ya sea porque no existe un lugar donde estarán mejor. Porque la logística es muy complicada. O porque tienen patologías específicas que impiden que estén en otro lugar”.
El subsecretario especifica el caso de los tres bisontes hembra. “Tienen una enfermedad llamada fiebre catarral -informa el funcionario- a la que tienen que estar atentos los veterinarios. O estas razones todos estos animales van a pasar sus últimos días acá en el Ecoparque, bien cuidados”, asegura Iglesias.
Sobre el sustento institucional del Ecoparque Iglesias razona: “Es una política pública federal de conservación de especies autóctonas que intenta entender que el ser humano es parte de un todo. Que no es el centro del Universo. Y que hay que vivir de forma armónica, ya sea por ética, o inclusive por cuestiones racionales”.
En el Ecoparque
Entre las actividades que se pueden desarrollar en el Ecoparque el informe destaca las visitas didácticas y educativas y las especiales. En estas actividades, por ejemplo, las y los visitantes pueden ilustrarse sobre la derivación de elefantes, con el caso de Pupy y Kuky, dos elefantas africanas que irán a un santuario en Brasil.
Además pueden conocer el Hospital Veterinario y ver cómo se cuidan los animales recuperados. Y cómo se crían para devolverlos a sus hábitats. Allí hay especies víctimas del tráfico ilegal de fauna, como los guacamayos azules, o los verdes, cardenales amarillos, jilgueros, el loro hablador, la pava de monte, y también un águila coronada, encontrada con una herida de bala.
También se proyectan audiovisuales sobre fauna en general. Y el simulador de Plaza Italia invita a conectarse con el Mar Argentino y la Estación Oceánica, en un viaje submarino por el Océano Atlántico. Además, en la vieja lorera, se puede conocer la historia de pueblos originarios; y de arroyos de la CABA (actualmente entubados).
La información destaca que en el Ecoparque la oferta no solo está vinculada a la flora y la fauna. Sino también a temas medioambientales y de energías renovables. En Plaza Italia se ha recreado una laguna pampeana con un tipo de parquización distinto al que existe en el vecino Parque 3 de Febrero o el Jardín Botánico.
Esos espacios públicos, señala la información, se crearon con un estilo más de jardín inglés. Sin embargo, esa laguna alberga especies autóctonas y se ha transformado en refugio para muchos animales. “Es otra forma de conectarse con la naturaleza que tenemos en la ciudad de Buenos Aires”, describe Iglesias.
AA
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