En su encuentro anual, el sábado último, la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos distinguió la trayectoria y los aportes del abogado de derechos humanos, vecino de Vicente López. Poco antes se había entregado por primera vez el Premio Alberto Pedroncini, a personas destacadas de derechos humanos fuera de la APDH. Justamente, Juan José Prado y Pedroncini, por caso, estuvieron entre los abogados que llevaron la causa Smith, sobre la desaparición del sindicalista de Luz y Fuerza, Oscar Smith, en 1977.
Prado puede confesar que ha vivido. A los 89 años acaba de recibir una distinción de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos APDH. El sábado último la APDH entregó la primera edición del Premio Alberto Pedroncini, para distinguir por su lucha en favor de los derechos humanos, a personas no integrantes de la APDH.
Luego, en su asamblea interna anual, el mismo día, la APDH le entregó al abogado Juan José Prado una distinción particular por la misma causa. Prado está entre los primeros asociados a la entidad, con una amplísima trayectoria en el derecho, como profesional y docente, con un compromiso particular con los derechos humanos.
Durante la última dictadura y los comienzos de la democracia en 1983 Prado estuvo entre los abogados que con valentía y compromiso presentaban habeas corpus para visibilizar la metodología de secuestro seguido de asesinato, que las bandas de la dictadura utilizaron contra cualquier persona de bien que se les opuso.
Abogado docente militante
También presidió la Asociación de Abogados de Buenos Aires AABA, entre 1977 y 1979. Y entonces reclamó por sus colegas víctimas de la dictadura en “la noche de las corbatas”. Cuando entre la tarde del 6 de julio y la madrugada del 13 de julio de 1977 los “grupos de tarea” hicieron desaparecer a abogados laboralistas en Mar del Plata.
Prado dedicó su vida a la abogacía, y se puede especificar, a buscar justicia. También se dedicó a transmitir su experiencia a través de la docencia. Y en 2021 la UBA, en el centenario de su fundación, le entregó el título de Gran Maestro. Prado, además, tiene una amplia colección escrita de libros de derecho.
Quienes lo conocen de cerca saben que es un escritor compulsivo. Además de los libros técnicos de derecho también ha incursionado en la novela y la autobiografía, en Vivencias de un Abogado. Y como columnista en De Norte a Norte-Noticias las 24 Horas, editó Vivencias de un Abogado II, con notas de opinión además.
En primera persona
Al recibir el premio de la APDH, Prado recordó que con el colega, Alberto Pedroncini, presentaron Habeas Corpus por la desaparición del sindicalista, Oscar Smith, y otros 980 trabajadores secuestrados por la dictadura. Pero además recordó que no a fines de los en los ´70, sino mucho antes, en los años ´50, conoció a Pedroncini.
Prado practicaba tiro de disco en el club GEBA de la CABA. Y de un humilde club barrial, Velocidad y Resistencia, fueron unos atletas al campo deportivo. Allí un entrenador le presentó a Prado a uno de los corredores y le dijo: “este es abogado, vos vas a ser como él” (Prado recién cursaba primer año). Era Alberto Pedroncini.
Prado también recordó a Rosa Pantaleón, una de las fundadoras de la APDH, a quien dedicó el primer capítulo del libro, Vivencias de un Abogado II (Dunken, 2022). Así como había dedicado, en 1977, por completo, otro de sus libros, “Manual de Introducción al Conocimiento de los Derechos Humanos” (CBC UBA, 1977).
“Nos queríamos dar este orgulloso momento y homenajear a Prado” explicó sobre el reconocimiento, Eduardo Tabani, directivo de la APDH. Y agregó “Es esa abogacía la que queríamos reconocer. Prado tiene muchas cosas para contar, nos llevaría varias tardes escucharlo. Y tiene que ver con un tiempo en donde se jugaba la vida”.
Gustavo Camps
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