El naturalista, Ricardo Barbetti, ama la naturaleza, pero no solo eso, la conoce profundamente y no se le escapa nada de lo que ella provee para la vida. En esta nota, el vecino de La Lucila -a su jardín llegan visitantes de todo el mundo para admirarlo y aprender- le propone a la comunidad generar reservas de naturaleza con pasos muy simples, sin necesidad de grandes compromisos, y asegura que los resultados serán sorprendentes y muy buenos.
Por Ricardo Barbetti*
La naturaleza está siendo eliminada a una velocidad enorme y cada vez más rápido. Esto es malo para todos, humanos, animales y plantas, porque la naturaleza es el hogar originario y verdadero de todos los seres. Por eso es urgente que la población haga a la naturaleza un lugar en su “cultura general y popular”.

foto 1, Cypella herbertii.
Para esto ayuda mucho hacer, en todo espacio verde, una reserva natural lo más grande posible. En plazas públicas, parques, canteros, jardines de hospitales y fábricas, bordes de rutas y terrenos por donde van las vías del ferrocarril, en todo tipo de lugares, tanto en el campo como cerca de ciudades y en ciudades.
La sorprendente y maravillosa flor nativa Cypella herbertii (Foto 1) puede aparecer más inesperados con solo dejar de cortar el pasto. Otro ejemplo de esto es el increíble paisaje natural que se formó, por si solo, en la costanera del río, frente a la ciudad universitaria de Buenos Aires (Foto 2).

Foto 2, costa en ciudad universitaria UBA (de Sacha Laniado)
El primer paso para hacerlo es ponerse de acuerdo con las autoridades del gobierno y delimitar el terreno de cada reserva. Segundo, anunciar y señalizar. Tercero, hacer senderos para recorrerlas. Cuarto, dejar de cortar el pasto. Quinto plantar árboles, arbustos y trepadoras nativos. Hacer visitas guiadas. Los resultados son sorprendentes y muy buenos, y pueden ser muy rápidos.
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