Llegará, según calcularon desde la provincia, a más de 2.400.000 bonaerenses. El gobierno provincial informó también que abarca las prestaciones comprendidas en los programas de Servicio Alimentario Escolar (SAE) y Módulo Extraordinario para la Seguridad Alimentaria (MESA) a partir de marzo de este año. Por su parte, el gobierno nacional instrumentó un fuerte ajuste en programas alimentarios que llevó a los obispos católicos a recordarle que “la comida no puede ser una variable de ajuste”.
Con la llegada del ciclo lectivo en marzo, pero también conocidos los ajustes nacionales a comedores populares, el provincia de Buenos Aires decidió incrementar la inversión mensual de los principales programas alimentarios del Estado provincial, de $27.092 millones a $ 52.564 millones, lo que implica un aumento del 94%.
Estos programas, del ministerio de Desarrollo de la Comunidad bonaerense, alcanzan a más de 2.400.000 personas. Los principales componentes del SAE son: desayuno-merienda (incremento: 129,8%) y comedor (incremento: 95,54%). Por su parte, el valor unitario de cada módulo del MESA tendrá un incremento de 75,7%.
El programa SAE (servicio Alimentario Escolar provincial) , informó la provincia, apunta a mejorar el aprendizaje y las condiciones de salud de las y los escolares con necesidades nutricionales insatisfechas. Así, prepara desayunos, meriendas y almuerzos en los establecimientos educativos estatales.
Atenuar la crisis
A su vez, el programa MESA consiste en una entrega mensual de alimentos destinados a almuerzo o cena para niños, niñas y adolescentes escolarizados. El objetivo es fortalecer una alimentación sana en los hogares bonaerenses. Además, las y los destinatarios recién un cuadernillo con información nutricional de cada alimento.
Por decisión del gobernador Axel Kicillof, a través del ministerio de Desarrollo de la Comunidad, informó la provincia, “todos los esfuerzos presupuestarios estarán destinados a atenuar la situación de crisis agudizada por las políticas de ajuste del gobierno nacional que afectan fundamentalmente a los más vulnerables”.
Ante las políticas de recortes del gobierno nacional en estos temas, la propia Iglesia católica, a través de sus obispos, y de Caritas, salió a advertir que “la comida no puede ser una variable de ajuste”. Y además defendió y reconoció la tarea social de los movimientos sociales para combatir la pobreza.
Para justificar los recortes, desde el ministerio de “Capital Humano” (como llama el gobierno las tareas sociales y conexas), la ministra, Sandra Pettovello, había dicho que atendería a cada persona vulnerable “sin intermediarios”, en referencia a los movimientos sociales, a quienes el gobierno considera adversarios políticos.
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