De norte a norte, Derechos Humanos, Literatura

Pérez Esquivel: “Somos todos diferentes, tenemos distintas ideas, pero todos tenemos los mismos derechos”

El martes último en la 48º Feria Internacional del Libro

El martes último en la 48º Feria Internacional del Libro

En la 48º Feria Internacional del Libro, el Premio Nobel de la Paz 1980, Adolfo Pérez Esquivel (92), participó de la presentación del libro, Para Ser Humanos (Marea 2024), del psicólogo y escritor, Pablo Melicchio, ayer martes. Donde este transcribe diálogos con el querido y respetado vecino sanisidrense luchador por los derechos humanos de los más desvalidos, en todo el mundo. Pérez Esquivel dejó su impronta de paz y bien. En un panel acompañaron Melicchio; el periodista, Osvaldo Quiroga; y Constanza Brunet, de editorial Marea, como moderadora.

El escritor Melicchio con Brunedt (Marea) y Quiroga

La sala Adolfo Bioy Casares estaba llena y esperaba la palabra de Adolfo Pérez Esquivel. Cuando el Premio Nobel de la Paz, de 92 años, los desafió a todos “¿Se conocen entre ustedes?”. Y ante la respuesta esperada por la negativa invitó a que cada cual se presente a su vecino de asiento. No se trataba de romper el hielo solamente.

Era una enseñanza “¿Cómo vamos a cambiar el mundo o nuestra amada Argentina si no nos conocemos entre nosotros?” En la mesa al frente de la sala lo acompañaban el periodista, Osvaldo Quiroga; Constanza Brunet, de editorial Marea, como moderadora, y el escritor y psicólogo, Pablo Melicchio, autor de, Para Ser Humanos (Marea 2024).

El libro contiene diálogos entre el Premio Nobel y el psicólogo referidos a la vida de Pérez Esquivel. Desde su infancia de niño pobre, y pupilo en un asilo. Hasta la vida adulta comprometida con los más débiles y necesitados. Lo cual le valió la cárcel, y al menos dos intentos de asesinato -en la dictadura argentina- para hacerlo callar.

Conocernos

Pérez Esquivel reveló que esa dinámica también la aplicaba con sus alumnos en la universidad.  “Ese hombre o mujer que tenemos al lado -explicó con una voz tranquila, apacible– tiene distintas posturas políticas, religiosas. Somos todos diferentes.Tenemos distintas ideas, pero todos tenemos los mismos derechos”, enfatizó.

Y luego consideró: “Por eso, tenemos que construir una sociedad mejor, para todos y todas, pero tenemos que conocernos, para eso”. También reconoció que no era una tarea fácil. Y valoró los sentimientos y el amor como motores de esa búsqueda. “Si lo que hacemos no es con la fuerza del amor, no tiene sentido”.

Y lo reafirmó: “Es el amor lo que nos da sentido como seres humanos”.  También valoró la alegría de vivir. “Si sonreímos a la vida, eso demuestra que no nos han vencido”, exhortó. Y valoró la esperanza. “Recuerden que lo más oscuro de la noche -señaló- es justo antes de que comienza el amanecer”.   

En un momento, cuando Osvaldo Quiroga comenzaba a comentar sobre Pérez Esquivel y se iniciaba la charla sobre el libro, Brunet se retiro un momento de la sala, volvió a entrar y se dirigió por lo bajo a Adolfo. Luego le pidió a Quiroga que le ceda la palabra al querido hombre de paz, pues no disponía de mucho tiempo para quedarse.

Allí el propio Pérez Esquivel relató que de improviso operaban a uno de sus hijos y, obviamente, debía dejar la charla. Pero se tomó un momento para expresar esos conceptos que maravillaron a la sala por lo prácticos, escuetos y valiosos. Se retiró entre aplausos. Y Melicchio, Quiroga y Brunet siguieron con la conferencia.

El libro

El escritor reveló que las entrevistas para el libro las realizaba mientras Adolfo pintaba su cuadro, La última Cena. Una suerte de reinterpretación de la obra de Leonardo Da Vinci. Con la particularidad de que el personaje Judas, en la obra de Pérez Esquivel, aparece sin rostro, en representación de los tantos rostros que tiene la traición.

Tanto Quiroga como Melicchio destacaron el don de Pérez Esquivel, que desde una posición social y económica de desamparo en la niñez, logra en la adultez defender a vulnerados como él mismo. También se refirieron a las vicisitudes del Premio Nobel en dictadura; y su humildad combinada con su fuerza para luchar contra las injusticias.

Sin ser estrictamente un libro biográfico, Para Ser Humanos, repasa la vida de Pérez Esquivel. Pero, además, según refirieron en el panel, están en el libro sus pensamientos sobre la no violencia, el compromiso inclaudicable con los oprimidos. Y sus encuentros con otros luchadores, desde la Madre Teresa de Calcuta a Mons. Enrique Angelelli.

Premio Nobel

Adolfo Pérez Esquivel recibió el Nobel de la Paz en 1980. La última dictadura militar llegó a subirlo a uno de sus “vuelos de la muerte”, donde arrojaba al vacío a quienes consideraba sus enemigos. El libro revela que Pérez Esquivel iba en uno, y en el último instante, el piloto recibe la orden de volver a tierra sin asesinarlo. 

En 1976, Pérez Esquivel fundó el Servicio de Paz y Justicia (SERPAJ), de apoyo a pueblos originarios y vulnerados. Pero no es exagerado decir que su compromiso no tiene límites. Así como denunció violencias en Irak, África y Latinoamérica, en la zona norte del conurbano, donde está su hogar, también apoya a quien lo necesita.

Se ha comprometido con luchas de grupos ambientalistas de la región. Con pueblos originarios de Tigre y Escobar. Con organismos de derechos humanos también de la zona norte. Y con su arte también expuso obras en galerías de la zona (Museo Lucy Mattos). Además, concurre a dar charlas y conferencias cuando lo invitan.

Gustavo Camps

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