El referente de Política Obrera -un partido trotskista que nació en la década del `60, con líderes como Jorge Altamira; y años atrás volvió al ruedo tras una crisis en el Partido Obrero- habló de la situación política actual en una conferencia-debate en un local partidario en Boulogne. Marcelo Ramal criticó no solo al gobierno nacional actual. Sino a sus aliados del PRO y a los opositores del peronismo. Lo mismo que a la central de trabajadores CGT. Consideró que la militancia debe participar en todas las demostraciones contra el gobierno, pero, para que las luchas de los trabajadores tengan éxito, deben ser en unidad.
“Los trabajadores estatales y los docentes pusieron en la agenda los problemas que nos interesan a todos”, dijo el referente de Política Obrera sanisidrense, Walter Sánchez, al presentar el último sábado, al dirigente del espacio trotskista, Marcelo Ramal. Se refería a los despidos del sector estatal y a la estigmatización a la docencia que usa el gobierno nacional.
Sobre eso, lo último que disparó Milei, y sus cercanos, contra los docentes que se oponen a sus políticas de exclusión es la atrasada “teoría” del “adoctrinamiento” vs. “la educación”. Que se sustenta en que, un o una alumna, solo son capaces de recibir, cuan buzones, datos e información, que no relevan ni analizan, y la toman por válida.
En su charla, en el local de política Obrera, en Boulogne (San Isidro), Ramal describió un escenario social de resistencia a los ajustes del gobierno ultraconservador de la gestión del presidente, Javier Milei, y su señora hermana, Karina Milei. Y observó que “nos da una señal de hacia dónde va la situación política”.
La lucha es en la calle
Ramal habló casi una hora, y luego en otras dos contestó preguntas y escuchó opiniones del público. En general, había militantes de izquierda y movimientos sociales, delegados sindicales y público general; entre ellos muchos jóvenes. Ramal reconoció, asimismo, que muchos trabajadores -sindicalizados o no- “no encuentran un canal de lucha”.
No obstante, entre ellos, observó una suerte de “denominador común”. Por un lado, señaló que para todos “la lucha es en la calle”. Y por otro, todos “ven un cuadro de cosas verdaderamente intolerable”. Como “la caída del salario. La pérdida del poder de compra de la jubilaciones. Y los tarifazos en la luz ahora y en el gas”.
El referente trotskista también observó que “los beneficiarios de todo esto”, asimismo, se plantean si “todo este saqueo a los trabajadores (…) aguanta ¿Vamos a poder seguir metiéndoles la mano en el bolsillo a los laburantes? O en algún momento acá se va a plantear un estallido de esta situación ¿Entonces no conviene aflojar un poco?”.
Es que Ramal reconoció que el ajuste de la gestión Milei “está en boca de todos”, incluso del FMI. Y sobre lo que atañe a las y los trabajadores, para Ramal: “sin una lucha de alcance general. Sin que esto se transforme en una acción que envuelva a todos. O a la mayoría de las y los trabajadores. El plan de Milei no se va a poder derrotar”.
El referente también observó -con relación a experiencias como la de 2001, el “que se vayan todos”- que muchos se preguntan: “¿Por qué la gente no sale? “. Para contestar esto señaló que la sociedad no es estática. Y en ella no solo se mueven los trabajadores, sino un montón de fuerzas, con sus intereses, que condicionan la marcha política.
El ajuste
Ramal, del contexto, reconoció que el quiebre de las finanzas del Estado estaba en proceso al llegar Milei. Y señaló que todos los partidos afines al sistema capitalista que compitieron en las elecciones -peronismo, Pro y ultraconservadores- coincidieron en que para superar esa situación era menester el ajuste.
Ramal le puso nombre a esa visión común: “un golpe de Estado económico”, enfatizó. Y sostuvo que, en la actualidad, tanto el PRO como le peronismo, dejan hacer a La Libertad Avanza (LLA) pues consideran que “alguien tenía que hacer el trabajo sucio y mejor que sea otro”. Entonces dejan hacer, no se oponen en rigor.
Dentro de esta hipótesis, Ramal ubica también el rechazo al DNU 70, por el Senado, pues mientras Diputados no lo rechace también, su vigencia se sostiene. Y también la “ley ómnibus” de más de 600 artículos, que ahora la gestión Milei aggiornó y convirtió en “combi”, con “solamente” 279 artículos del más rancio ultraliberalismo económico.
Ramal también criticó a la CGT por promover su propia reforma laboral -uno de los caballitos de batalla que siempre piden los empresarios- para restar derechos laborales. Por caso citó el aumento del periodo de pruebe para trabajar, de tres a ocho meses. Es “una reforma laboral más suave”, pero igual restrictiva, para Ramal.
Y no dejó de nombrar Ramal el “terminar con el régimen de multa laboral. Que es lo que la patronal argentina está reclamando siempre. Para no tener que rendir cuentas, por ejemplo, ante deudas previsionales, trabajadores mal registrados o trabajadores no registrados: Sin el régimen de multas hay vía libre para el laburo en negro”, graficó.
La lucha
El dirigente de Política Obrera también consideró que el gobierno tiene, además, contradicciones internas muy férreas. “(el ministro de Economía Luis) Caputo representa los intereses sociales y económicos que operaban detrás de la bicicleta financiera y los representa desde la época de Macri”, cuando fue su funcionario también.
También explicó: “La Argentina es un país muy endeudado y algunos le dicen a Milei `discutamos a ver si se reestructura la deuda`. Pero Caputo representa a los que tienen los títulos y dicen: Nosotros vamos a defender el pago así le tengamos que dar mate cocido y pan duro a toda la Nación argentina durante cuatro años”:
En esta línea señaló que “el voto a Milei representa la enorme volatilidad política que recorre un proceso político que es mundial. Y la desintegración de las organizaciones políticas tradicionales. No hay “derechización”, sino derrumbe de aparatos políticos y sindicales que han caído en una descomposición muy profunda”.
Para Ramal, “Milei no está sólido, no tiene ni gabinete propio (…) Vamos a recorrer un periodo con luchas parciales, pequeñas. Incluso dentro de las organizaciones tradicionales. Y hay que intervenir en ellas para decir que estas luchas se tienen que identificar en una acción de conjunto”.
“Para eso -explicó Ramal antes de dar paso al debate- tenemos que coordinarnos. Autoconvocar. Formar coordinadoras. Desenvolver plenarios de lucha. La Argentina va un choque de clases sociales muy importante que solo tendrá un desenlace favorable a los trabajadores, si superamos a las grandes fuerzas burocráticas y patronales”.
Gustavo Camps
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