Esta vez el columnista, Andrés Pavón, se introduce en el mundo de los raperos, una forma de expresión de los jóvenes que suele verse y escucharse en los trenes, pero también en plazas, y lugares de encuentro en la vía pública. Así, Pavón relata lo que vio y le contaron los propios raperos en la plaza Mitre de Chilavert, invitado a colaborar con el sonido en una rapeada de domingo a la tarde.
Por Andrés Pavón*
Uno de los pibes que rapean en la plaza Mitre, a unas cuadras de la estación Chilavert, le preguntó a mi nieto Néstor (que también rapea) si podía conseguir sonido y micrófono. Cuando me comentó accedí y ayer domingo, alrededor de las cuatro de la tarde, llevamos con mis hijos el sonido y los micrófonos inalámbricos de nuestra agrupación, al lugar indicado por los pibes en la plaza.
Fue una experiencia nueva para mí que solamente los había escuchado en los trenes. Jóvenes de entre 13 y 16 años, aproximadamente pero no más, comenzaron a llegar a después de las 4. A medida que llegaban se saludaban con el característico golpe de palmas, las manos abiertas, y un choque de puños cerrados; tomaban los micrófonos y comenzaban a improvisar rimas.
Pavón con los raperos
Lo hacían respetuosamente. Los que llegaban se sentaban a escuchar y esperaban su turno. Hay distintos estilos. Los «freestylers» (improvisación), los que hacen «Hip hop» (puede ser improvisación o una letra existente). «Es parecido a la payada», me comentó uno de los raperos, aunque dicen, ellos mismos, que no se llaman así entre ellos.
Se organizan o se agrupan en «crew» (pequeña agrupación de entre 3 o 4 componentes), y en «clanes» (de 15 o más). Entre las rimas improvisadas expresan sus inquietudes, metas, desafíos, deseos y logros. Para nada sus letras son paisajísticas o románticas. No. Pero tampoco son violentas, ni apológicas. Me atrevo a decir que sus letras son testimoniales. Nos dicen cosas.
«Payadores urbanos», según Pavón
Hay dos tipos o maneras en las que se desarrollan las rapeadas. «Cypher» es cuando improvisan uno por vez en una ronda, para expresar sus pensamientos y su habilidad con las rimas. Y en las «batallas» se desafían y enfrentan dos o más raperos. El público juvenil presente asiente con las manos, o risas, el desempeño de los intervinientes y determina implícitamente al ganador.
De otros países podemos nombrar al venezolano «Yo soy rey» (Hip hop), que se expresa contra el presidente Nicolás Maduro. O al puertorriqueño, Residente (René Pérez Joglar), cantante de Calle 13, tal vez el más conocido de todos, que se expresa contra el sistema establecido en su país, Puerto Rico, un estado libre asociado a los EEUU de Norteamérica, y contra su gobernador.
Las letras no son violentas ni morales, son testimoniales
Charlando con otro de los raperos, en la plaza, me dice que se pueden comparar con los payadores, pues estos dan testimonio de su vida en el campo, y los raperos dan testimonio de sus vidas también, pero en la ciudad. En «rap consciente» o «coherente», uno de sus grandes exponentes de la zona es «el flaco Vázquez». Son «payadores underground», según mi humilde entender.
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