Ambas casas de estudios superiores, la UNSAM y la UNQ lo difundieron en sus portales institucionales. «El kit desarrollado permite diagnosticar a personas que están cursando la infección, tengan síntomas o no» informó la nota de la UNSAM, una de las fuentes utilizadas para el presente informe. Según la información el kit «Es más rápido que el test RT-PCR y tiene máxima performance diagnóstica. Utiliza componentes y tecnología argentina y ya fue aprobado por la ANMAT». También participaron en el desarrollo del kit dos pymes tecnológicas fundadas por estos mismos investigadores: Chemtest y Productos Bio-lógicos SA. El test se llama ELA-CHEMSTRIP.

Los científicos en el campus de la UNSAM en San Martín (Foto: Pablo Carrera Oser, en el portal de la UNSAM)
El test molecular ELA-CHEMSTRIP es argentino y sirve para identificar SARS-CoV-2, el patógeno que causa la enfermedad Covid-19. El test fue desarrollado por científicos de las universidades nacionales UNSAM, de San Martín; y UNQ, de Quilmes -un equipo de más de 20 profesionales- anunciaron sendas casas de estudio en sus portales institucionales, donde dieron amplia información sobre el más que importante desarrollo, en medio de la pandemia de COVID-19. Según destacaron, asimismo, el desarrollo se puede producir en cantidades suficientes
El kit desarrollado, informó la UNSAM en una nota institucional que firma Alejandro Zamponi, «permite diagnosticar a personas que están cursando la infección, tengan síntomas o no. Es más rápido que el test RT-PCR y tiene máxima performance diagnóstica. Utiliza componentes y tecnología argentina y ya fue aprobado por la ANMAT«. También participaron en el desarrollo dos pymes tecnológicas fundadas por esos mismos investigadores: Chemtest y Productos Bio-lógicos SA, que están en condiciones de producir 80.000 kits mensuales se informó.
El diseño de ELA-CHEMSTRIP se originó, según relata el informe de la UNQ, en una bacteria. «En 2002 Marcos Bilen, socio fundador de la empresa de base tecnológica Productos Bio-Lógicos y miembro del Laboratorio de la UNQ, recorría la puna salteña junto a su padre. Allí, en una zona de aguas termales, tomó muestras por simple curiosidad; quería tenerlas para analizar, tal vez más adelante, qué microorganismos había. Las muestras estuvieron congeladas durante diez años hasta que en 2012 decidió que era el momento adecuado para que viesen la luz«.

(Foto Télam, agencia oficial de noticias de la Argentina)
En resumidas cuentas relatan en la UNQ «este hallazgo de principios de los 2000 –que surge como resultado pura y exclusivamente de la curiosidad de explorar el mundo que lo rodeaba– constituye una de las claves para comprender la velocidad y la sensibilidad del kit diagnóstico denominado ELA: “Easy Loop Amplification”. Un ejemplo más acerca del modo en que la ciencia básica motoriza aplicaciones futuras; solo que no es posible saber cuándo un hallazgo en apariencia anecdótico podrá ser medular en la lucha contra una pandemia».
“El objetivo era garantizar la soberanía sanitaria sobre los diagnósticos de COVID19» dijo Diego Comerci, investigador de la UNSAM que coordinó el desarrollo. Según la información: «El kit funciona en tres pasos a partir del hisopado nasofaríngeo de la persona a diagnosticar. Todo el proceso dura una hora y media y puede realizarse con los componentes que vienen en el kit diagnóstico, más un equipo para incubar a 60°«. Para los científicos esto no es menor pues implica, «que no requiere el equipamiento costoso y sofisticado« de los test RT-PCR.
Informe: Gustavo Camps
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