El doctor Juan José Prado suele ser un asiduo columnista en De Norte a Norte-Noticias las 24 Horas. Este doctor Prado este transita actualmente los 90 años, así que incluso en 1983, era un adulto hecho y derecho. Pero otros recién salíamos de la adolescencia, algunos iniciábamos o transitábamos una carrera universitaria. Habíamos vivido la mayor parte de nuestra vida en dictaduras, y votar, jamás habíamos votado. También este era el caso del hijo de Prado, Juan José, que militaba en la agrupación Franja Morada; esta nota, entonces, sobre aquel 1983 la escribe el abogado, Juan José Prado (h).
Por Juan José Prado (h)*

Cuarenta años pasaron, desde aquél mítico domingo de octubre de 1983. Muchos como el que escribe realizaron su primer voto. También para muchos fue un acto heroico que pulsaba la salida de la peor dictadura que sufrimos los argentinos. Todo fue exuberante en aquellos días. Los cierres de las dos fuerzas principales fueron más que multitudinarios.
La concurrencia a las urnas también fue un derroche de compromiso cívico. Los festejos, en fin, se vivió como una fiesta. Es bueno recordarlo. Diría que más de la mitad del padrón que hoy vota no fue testigo presencial de aquello. La mayoría de los protagonistas partieron. Y hoy se pierde la real conciencia de porque pudimos llegar a aquel momento.
Para llegar a aquel momento mucha gente dejó literalmente su vida. Muchos jóvenes fueron “desaparecidos” solo por decir lo que pensaban. Por eso, llegar a las puertas de la institucionalidad, del respeto a los derechos civiles, a las libertades políticas, fue una fiesta, y la puerta de entrada fue abierta por Raúl Ricardo Alfonsín.
“Alfonsín nos marcaba un rumbo (…)”
Alfonsín fue un hombre que implantó como una oración laica el preámbulo de la Constitución nacional; que la honró en su gobierno, y que pudo cumplir el anhelo de todos los argentinos de entregar el bando a otro presidente elegido por el voto popular. La puerta que se abrió de la mano de, Raúl Alfonsín, nos puso de pie frente al mundo.
Pudo llevar adelante los juicios, derecho al que no tuvieron acceso las miles de víctimas del terror impuesto por sus predecesores. Así firmó los decretos 157 y 158 de 1983. Contuvo dos alzamientos de manera constitucional y legal. Alfonsín nos marcaba un rumbo, así. El camino de la legalidad. El mismo camino que lo hizo pilar fundamental en la convocatoria a la convención que diera a luz la Constitución de 1994.
Hoy, todavía muchos, escuchan los gritos, canticos eufóricos desafinados, pero multitudinarios sobre la voz de este Presidente. Quiero notar también que sus discursos, incluso en los momentos donde más se golpeó a su gobierno, siempre caminaron de la mano de la construcción, de la legalidad, nunca del odio, del resentimiento.
Esta debiera ser la estrella que nos guie para adelante. Lindo haber vivido aquellos años de vuelta a la democracia y poder recordar aquel hermoso domingo de octubre de 1983
*Abogado. En 1983 miembro de Franja Morada, agrupación política universitaria fundada el 26 de agosto de 1967, con un férreo vínculo histórico y político con la Unión Cívica Radical (UCR).
Hugo García
Gracias JJP (h) por la nota
un gusto ser testigo de esa época y amigo de tu padre
abrazo sureños desde SMA
hg