Federico Cano (29) es docente de literatura en varias escuelas de la zona norte; delegado y congresal de SUTEBA San Isidro y miembro de Tribuna Docente Tendencia, un colectivo político y gremial docente. En esta entrevista analiza el fenómeno de violencia hacia los docentes; señala que son el chivo expiatorio de situaciones anómalas en las familias; da testimonio de la disposición de las y los docentes para solucionar cualquier tipo de desvío; y sostiene que en el corto plazo se debe defender y proteger a la docencia; y a largo plazo jerarquizarla.
Los malos tratos hacia los y las docentes vienen desde hace mucho; pero de un tiempo a esta parte la violencia incluye golpes, atentados ¿Cómo llegamos hasta acá?
Si. Lo primero es que la escuela es un espacio privilegiado de eco social. Las virtudes y miserias que se dan en la sociedad se reproducen inmediatamente en la escuela. El hambre y el aumento de la pobreza, en los últimos seis años; el aumento de las desigualdades sociales producto de la pandemia. La escuela es un espejo deforme. A esto hay que agregarle un condimento extraordinario, de una crisis educativa que hunde sus raíces en casi 30 años de desfinanciamiento de la educación, que quebró a la escuela como última red de contención social, fundamentalmente para sectores vulnerables de la sociedad como las infancias y juventudes.

«Estos ataques, estas agresiones, son un ejercicio sistemático de degradación de la educación pública, además (…)»
¿Pero por qué los docentes son depositarios de tanta violencia últimamente?
Además hay una verdadera campaña de desprestigio desde el Estado y desde el poder político, en sus distintos colores, matices y modulaciones, que han atacado directamente a la docencia. Nosotros recordamos la famosa frase de (la ex presidenta) Cristina (Kirchner), “los docentes laburan cuatro horas y tienen tres meses de vacaciones”, dicha en una apertura de sesiones (del Congreso Nacional) por cadena nacional. O las amenazas directas que (el ex presidente) Macri también les hacía a los docentes. Y recordamos que (la ex gobernadora bonaerense) Vidal o la ex ministra de capital, Soledad Acuña, llamaron en los medios a denunciar públicamente a docentes por “el trabajo ideológico”, como si existiera alguna actividad en la sociedad que no tiene dimensión ideológica. Es indisociable la ideología, de la persona y de la producción cultural que desarrollamos.
¿En pandemia qué pasó?
Estos ataques, estas agresiones, son un ejercicio sistemático de degradación de la educación pública, además. Y tiene sus laderos en las patronales de la educación privada; la propia iglesia que tiene intereses económicos en la educación privada; los medios de comunicación masiva. Se instaló una agenda donde los docentes “somos vagos” “malos trabajadores” etc etc. En la pandemia es notable; lo que sucedió es que las contradicciones y las tensiones que se venían acumulando estallaron por los aires y entonces…
«Cuando hay debates educativos aparecen “especialistas mediáticos”, de los que no se conoce ni recuerda algún recorrido áulico (…)«

Los medios masivos destilan violencia morbosa sobre cualquier tema y…
Llama mucho la atención. Durante la pandemia y toda la etapa previa cuando se habla de educación (en los medios), hay debates educativos, sea en educación sexual integral, sea cuando se habla por el tratamiento en la escuela de los derechos humanos, el caso Santiago Maldonado por ejemplo, hasta la cuestión de la virtualidad en el periodo de aislamiento social, la voz de los docentes está sistemáticamente ausente. Cuando hay debates educativos aparecen “especialistas mediáticos”, de los que no se conoce ni recuerda algún recorrido áulico, por instituciones educativas, por el territorio real donde se desenvuelve la educación; aparecen funcionarios, cámaras empresariales, “opinólogos” de todo tipo, pero el docente “aparece” hablado por otros. Nunca es la voz docente la protagonista.
¿Y así se llega a la violencia material?
Con todo este terreno preparado; con el aumento del desempleo y la pobreza aumentan el alcoholismo, el consumo de psicofármacos; las depresiones. Son elementos íntimos subjetivos que se desenvuelven en la intimidad de cada persona que terminan colisionando en lo que antes parecía una excepción, pero ahora es una norma o regla: la violencia ejercida hacia docentes. Esto para el desarrollo de la vida escolar implica realmente un trauma, en cualquier escuela sacudida por un caso de violencia, como se vio en Quilmes, Ezeiza, Moreno, ayer por la tarde noche me enteraba de un caso en San Martín, donde le prendieron fuego a la casa de un profesor de educación física. Hay un extenso proceso que tiene que ver con esto: aumento de la crisis social, desestructuración y precarización educativa.

«ahora es una norma o regla: la violencia ejercida contra los docentes»
Esto era inimaginable en otros momentos…
El lugar de la educación en la sociedad ha cambiado. La escuela como referente moral; ético; como espacio de contención social y de homogeneización de las desigualdades sociales; como espacio de ascenso social y de formación profesional; ha quedado desplazado por lo que llamamos “el paradigma inclusivo”; es decir, desde 2006 hasta acá, si se quiere, la escuela deja de ser el espacio de formación de ciudadanos, y pasa a ser espacio “de contención”. Este matiz representa un mojón grave que desvirtuó el rol social de la educación. Entonces las tensiones sociales están en la escuela, sin filtro alguno.
¿Cuál es el rol de las autoridades educativas en esta escalada de violencia? Pensaba en el caso conocido en la EP N° 8 de Martínez, donde una directora hasta fomentaba a los padres ser agresivos contra una maestra, primero, luego fue contra un profesor de educación física. Después la transfirieron a otra escuela.
Hay equipos directivos que te acompañan, que te apoyan, con los cuales es un placer trabajar; y otros que, como dicen los pibes, “se suben al pony”, y se creen más de lo que efectivamente son. Es más preocupante el caso de inspectores, jefes regionales, que son cargos que se concursan pero eminentemente políticos. Entonces, en el entramado institucional son voces patronales.
¿Pero no fueron maestros antes?
Hay una enajenación, alienación, en ese sentido. Han asumido posiciones ajenas a la docencia. Hay una diferencia salarial extraordinaria entre un inspector y un docente, es decir, que los colocan en posiciones sociales divergentes. No quisiera generalizar, tal vez sería injusto con inspectores y directivos que efectivamente hacen muy bien su trabajo.

«los dispositivos políticos, jurídicos, no van en defensa de la niñez sino que prefieren el trámite corto del chivo expiatorio»
En una comunicación gremial reciente se expresaba que “son los funcionarios y autoridades educativas quienes deben «tender puentes” ante la violencia ¿Esto no sucede?
Los últimos casos que conocimos tienen una tónica muy sensible a los docentes, que es la relativa a los abusos sexuales. La crisis social general, la descomposición, son indicadores que crecen proporcionales a la violencia doméstica y especialmente contra las infancias y juventudes, entre los cuales lo más aberrante son los abusos sexuales. La docencia, y aquí sí me atrevo a generalizar, tiene una disposición extraordinaria. Porque sabemos el impacto que esto tiene en el entramado social y en subjetividad de cada niño y niña.
Pueden aportar a la solución…
La docencia es el elemento más favorable para poder solucionar, detectar, diagnosticar y avanzar contra los perpetradores de estas violencias aberrantes. Pero nos encontramos con que gran parte de las violencias y abusos se suceden en el ámbito doméstico, y encuentran al chivo expiatorio en el colegio. Esto porque los perpetradores de esta violencia saben que es un eslabón débil la docencia, y por lo tanto allí se pueden encubrir con acusaciones sin fundamento, escraches, agresiones y hasta linchamientos. Entonces, los dispositivos políticos, jurídicos, no van en defensa de la niñez sino que prefieren el trámite corto del chivo expiatorio.

«A mediano plazo se debe rejerarquizar la educación en todos sus planos (…)»
¿Y cómo queda afectado el docente?
Más allá de que luego se demuestre que la denuncia es falsa. El impacto en las relaciones interpersonales y laborales, en el estrés de los compañeros, desgaste físico, mental, anímico, ruptura de vínculos pedagógicos entre colegas y con las y los alumnos, son episodios que a veces no tienen vuelta atrás. Ese “manchón” falso termina siendo indeleble en el espíritu de la compañera, compañero que lo sufrió.
¿Y cómo piensa el gremio docente que se encamina esto entonces?
Hay dos niveles de respuesta. Uno más inmediato y uno a mediano y largo plazo. Una perspectiva de fondo y otra estratégica. En el corto plazo la defensa irrestricta de los docentes. Porque estamos cerca de que esto termine mal…

¿De que maten a un docente?
No quería decirlo así pero me refería a eso. Nosotros creemos que debe haber una respuesta gremial intensa. No solo convocar a un paro provincial para visibilizar este problema del conjunto de la sociedad, sino acciones en cada uno de los distritos para que los docentes debatan cuáles van a ser los mecanismos de diálogo con las familias, de prevención y de acción. Esto para dar luz sobre el entramado de fondo que hay en estos casos. A mediano plazo se debe rejerarquizar la educación en todos sus planos, formación, salario, infraestructura escolar, presupuesto. Sabemos, porque lo vivimos, que al mejorarse estas condiciones, los vínculos van a mejorar.
Gustavo Camps
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