En esta nota muy precisa, que escribe la concejala y sindicalista, Marcela Cortiellas Córdoba, y podrían firmar todas las mujeres del mundo, porque el patriarcado como los virus elude fronteras, se registran las reivindicaciones, denuncias y reclamos que fundamentan el Día Internacional de la Mujer este 8 de marzo, y como bien explican las mujeres, no es día de festejo sino de conmemoración de lucha. La vecina de Vicente López, además, invita a que mañana, el paro y la marcha del 9M, que en la Argentina tendrá su acto central a las puertas del Congreso de la Nación, las encuentre a todas en la calle, para reconocer lo conseguido e ir por lo que falta.
Por Marcela Cortiellas Córdoba*
El 8 de marzo comienza con mujeres quemadas vivas por reclamar por sus derechos laborales: condiciones dignas y 8 horas de trabajo. Hace una semana asesinaron a una niña de 10 años en Lobos y a un niño de 4 años, en Puerto Deseado, que presenció la violación y la ejecución fallida de su madre. 66 femicidios en lo que va del año. No disminuyen, aumentan.
El 66% fueron cometidos por las parejas o exparejas de las víctimas. Otra fue descuartizada y quemada una parte en una parrilla en Catamarca. No son hombres enfermos, son productos de desigualdades, justificaciones, poder y privilegios. Masculinidades violentas por mandato social matan a patadas a Fernando. 88 niñas y niños perdieron a sus madres por violencia machista.
Nosotras movemos el mundo, ponemos el cuerpo en las crisis, prendemos el fuego de las ollas populares, hacemos multiplicar la comida, las colchas y los abrazos para el barrio. Nosotras trabajamos con una brecha salarial del 23%, porque nos cuestan las horas extras, las roscas para mejores puestos, ser personal jerárquico. Que no valga más una belleza hegemónica que nuestras capacidades.
Nosotras absorbemos los trabajos informales, feminizamos hasta la pobreza. Nosotras hacemos las tareas de cuidado que sostienen al mundo, sin reconocimiento ni remuneración. Asimetrías de poder en las instituciones, hombres en las conducciones políticas, sindicales, sociales, que se sacan fotos con nosotras, nos dan un monoambiente de participación, pero practican sus privilegios en nuestra cara.
Encorsetadas, paralizadas, nos quedamos mordiéndonos los labios de bronca por las injusticias, por compañeros y compañeras que callan cómplices y captadas por las prácticas machistas que ellos/ellas imponen. Vamos a cambiar las prácticas dentro de nuestras organizaciones, a tomar decisiones y a implementar protocolos.
Cada 3 horas nosotras, las niñas entre 10 a 14 años, parimos en latinoamérica. Nos practican una cesárea a los 11 años, por un embarazo producto de una violación, y morimos con total impunidad en un quirófano, aunque es legal el aborto y no punible desde 1921. Nosotras, las pibas más humildes, usamos agujas, perejil, lloramos y nos desangramos porque no hay una política pública de salud que nos contenga.
El aborto clandestino es la causa de muerte más alta de las gestantes. Nosotras vamos a conseguir esa ley, porque queremos la soberanía de nuestros cuerpos. Acá decidimos nosotras. Basta de secuestrarnos y drogarnos para meter y sacar tus odios, tus violencias en nuestros cuerpos. Basta de trata, de proxenetas y de sistema prostituyente. Exigimos una Justicia antipatriarcal, ágil, atenta a nuestras demandas y que esté al servicio del cuidado de nosotras.
Queremos tener relaciones sexuales con quienes queramos, con todos, todas y con todes, cuidadas, con educación sexual integral en las escuelas, con anticonceptivos disponibles por el Estado, con políticas activas para evitar embarazos adolescentes, maternidades no deseadas , y poder impulsar sueños y proyectos de futuro sin condicionamientos. Nosotras queremos que cada una disfrute de su identidad de género y su orientación sexual.
Nos importa un bledo la heteronorma, las buenas costumbres, el deber ser. Sí, queremos ser libres social y económicamente. Necesitamos el cupo laboral para todas y generación de empleo para incluirnos realmente. Nosotras, las niñas, queremos dejar de cuidar a nuestras hermanas y hermanos, queremos Rastis para ser ingenieras, cascos para volar al espacio y oportunidades para ser presidentas.
Queremos seguir ingresando en el mundo de la ciencia y ocupar todas las profesiones que aún no ocupamos. Las niñas y los niños queremos ser sujetos de derechos y gozar de nuestras infancias, sin hambre y con mucho futuro. Nosotras queremos compartir las tareas domésticas y de cuidado con nuestras parejas, que sea indistinto quien mire el cuaderno de comunicados, haga la tarea, barra o cuelgue la ropa. Que desaparezca la doble jornada, la triple. Que nadie suponga nada, que podamos derribar los estereotipos.
Que nadie tenga que hacer nada que no esté consensuado. Que criemos hijas e hijos de la Pachamama y no del patriarcado. Que podamos hacer una sociedad más igualitaria, más justa, libre y soberana. Queremos seguir ocupando todos los espacios. Y especialmente las calles este 9M. Queremos vivir sin miedo y con igualdad. Sororas y juntas vamos a sostener todo lo conseguido, en este nuevo gobierno nacional y popular, y vamos por lo que falta.
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