Elecciones 2023, Opinión, Política, Por Marcelo Montes

Del auge al ocaso del “fenómeno Milei”

El neofascista, Javier Milei, candidato de la La Libertad Avanza en el balotaje (foto Télam)

El neofascista, Javier Milei, candidato de La Libertad Avanza en el balotaje (foto Télam)

El politólogo, Marcelo Montes, profesor universitario, experto del Comité de Estudios Euroasiáticos-CARI, analiza el recorrido político en estas elecciones del candidato por La Libertad Avanza, el neofascista, Javier Milei. Aunque el escenario de Milei está cada vez más alejado del sillón de Rivadavia, hay que decirlo, compara su itinerario con figuras similares como las de Trump, en los EEUU, y Bolsonaro en Brasil -a. Y a la luz de su repliegue de acuerdos con los que él mismo consideraba “la casta política”, Montes bosqueja qué podría pasar luego de las elecciones del 19/11 con el ahora candidato.

Por el Prof. Marcelo Montes*

En mayo último, un experimentado dirigente sindical docente me expresaba, alarmado, su temor ante la irrupción y atractivo que ejercía Milei en barriadas populares y sectores juveniles “ni ni” (no trabajan ni estudian). Era inédito que alguien no peronista -hijo de un chofer de colectivos como CFK**- tuviera semejante apoyo. Aunque nadie reparara aún qué le faltaba para convertir esa legitimación inicial en victoriosa.

Canalizar ese entusiasmo era fundamental. Quien se yergue ante una multitud es sólo un intérprete. Pero sin soporte institucional alguno atrás, por ejemplo un partido con fiscales y locales por doquier, es sólo eso: un intérprete. Así, el parangón con Perón no puede soslayarse. Pero el líder histórico del justicialismo subrayaba las limitaciones de todo liderazgo frente a “la organización”, la cual, “vence al tiempo”.

Los líderes, incluido Perón mismo, pasan y “el aparato” (formando parte de la denostada “casta” de Milei), queda. Es algo que el conductor libertario jamás entendió en parte porque desconoce su funcionamiento o lógica. Y en parte, porque proviene de una tradición, como la de los Benegas Lynch, que siempre han despreciado la actividad política.

No sólo el plano político podía constituir una oportunidad para Milei, aunque terminó siendo su “talón de Aquiles”. Vamos ahora a la dimensión emocional. Canalizar las angustias, decepciones y fracasos de millones de argentinos, sobre todo, jóvenes, hijos, nietos y bisnietos de peronistas, radicales, socialistas y proístas, incluyendo claro, liberales de los ochenta, supone la necesidad de una persona que se haga cargo de ellos, con un enorme equilibrio emocional.

“Fue fácil captar para Milei, los desequilibrios de aquellos que se ven atraídos por sus gritos de supuesta rebeldía (…)”

Fue fácil captar para Milei, los desequilibrios de aquellos que se ven atraídos por sus gritos de supuesta rebeldía, pero bastante arduo, procesarlos y traducirlos en acción voluntaria, presencial, positiva y movilizante para los demás. En todo caso, se trata de rebeldías en situación individual de encierro virtual. Ellos necesitan no sólo un referente sino una especie de “padre adoptivo” que adquiera consistencia propia y Milei por ahora, no la tiene.

Además, la política es lo contrario a tales significados. Es presencial, convocante y colectiva, lo cual requiere de un líder estable. Aquí se cuelan las comparaciones con otros fenómenos más o menos parecidos, como Trump y Bolsonaro. La diferencia es que ambos, aún con sus verborragias y desequilibrios respectivos, a veces, forzados adrede, para ganar mayor magnetismo popular, se sustentaban en las dos grandes carencias de Milei: estructura partidaria y emocionalidad bajo control.

Como se alcanza a percibir, la discusión ideológica y contradicciones filosóficas -o gestuales, como su reciente pacto con parte de la llamada “casta”, vía el “macrismo duro”-, pasan a un segundo plano. Ya con los dos aspectos analizados, basta y sobra para augurar que, pase lo que pase el 19/11, Milei podría convertirse, por falencias propias -en lenguaje tenístico, “errores no forzados”-, más que ajenas, en un fenómeno pasajero de la historia democrática de este país.

Así, mi amigo el dirigente gremial docente no tendrá por qué temer en el largo plazo. Quienes defendimos pacíficamente en las calles la democracia argentina en los ochenta, tampoco. Es hora de enfrentar al odio con la virtuosa empatía.

* Profesor universitario e integrante del Comité de Estudios Euroasiáticos CARI
** Vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernandez de Kirchner., ex presidenta de la Nación

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