Siempre atento a los que ocurre en el país, el secretario general del Sindicato de Trabajadores Municipales de Vicente López STMVL hace una propuesta concreta para salir del mal trago del DNU Milei y su “ley ómnibus”. El sindicalista Pirillo primero advierte que, más allá del funcionario de turno que ostente un cargo presidencial, en el mundo actual son las multinacionales como Black Rock las que gobiernan. En la Argentina vienen por el litio, el agua y otros minerales útiles para generarles ganancias. También señala que, tras el paro, la CGT debe esgrimir una propuesta y ser la artífice de un pacto social. Y señala que un plebiscito sobre el DNU y la ley ómnibus, resolvería democráticamente si es útil o no.
Por Victorio Pirillo*
En estos días tan turbulentos es imperioso que la CGT comprenda que no se enfrenta al “gobierno” de Milei por el DNU y “ley ómnibus”. Sino que lo hace contra la mayor empresa de gestión de activos del planeta; la archi-adinerada Black Rock, que ejerce un total control en las cúpulas de poder “dirigida” por Marck Zuckergber.
Esta organización de inversión multinacional norteamericana creada en 1988 representa más del 8% del Producto Bruto Interno del mundo. Black Rock controla a Amazon, Apple, Microsoft, X, J.P. Morgan, Pepsico, Uber, Facebook, Ferrari. Como así también a grandes petroleras, mineras, carboníferas, litio, gas, energía, pesca y bursátiles.
En las batallas, a veces los Espartanos retrocedían. Pero no por cobardes. Sino porque elegían una mejor posición defensiva-ofensiva. Esta también es una de las tácticas más utilizadas y eficaces por ciertos gobiernos. Toman medias antipopulares pero convencen a las grandes mayorías de que esas medidas son tortuosas, pero necesarias.
La gente cree, porque siempre se les dice que a largo plazo se verán recién los resultados (“buenos”). Un ejemplo práctico es recordar lo que esbozaba la exvicepresidenta, Gabriela Michetti, respecto del “túnel en el que al principio no se ve nada pero a medida que se avanza se observara una luz al final del camino”.
Para imponer tales políticas suele apelarse a las denominadas mecánicas distractivas. Un “juego político” con el que se entretiene al pueblo, y a los eventuales oponentes. La idea es distraer con provocaciones, por ejemplo. Así se desvía la atención de los conflictos gubernamentales o económicos verdaderamente de interés.
“la CGT no debe mirar tanto lo que muestra el gobierno”
El exceso de información suele ser frecuente. Y va sobrecargado de frases y acciones que alteran las emociones. Los noticieros tapan con sucesos trágicos, repetidos infinidad de veces. Y así tapan los acontecimientos políticos que son problemáticos para los gobiernos de turno. Saturan con “información” inútil.
Este tipo de entretenimiento siembra el desinterés de la población. Aleja del conocimiento profundo de los hechos; y los efectos a largo plazo de las decisiones políticas que afectan permanentemente, no mejorarán en el futuro. Esta es la mecánica con la que actúa el actual Poder Ejecutivo, para impulsar “sus” reformas.
Algunas ya fueron rechazadas por la Justicia. Por todo esto, la CGT no debe mirar tanto lo que muestra el gobierno. Sino que se debe ocupar, observar y preocuparse mucho más por lo que este busca. Lo más preciado hoy es el tiempo. En dos años habrá elecciones de medio término, en cuatro elecciones generales.
Toda guerra, dice Sun Tzu, se basa en el engaño. Asimismo, aclara: “No persigas a los enemigos cuando finjan una retirada. Ni ataques tropas expertas. Debes simular debilidad, para que el enemigo se pierda en la arrogancia. Ataca cuando no estén preparados y aparece cuando no te esperen”.
El pacto social que no hacen ni el gobierno ni la oposición lo debe generar la CGT. Y una alternativa a la situación actual es un Plebiscito. Para que el pueblo sepa de que se trata el DNU ¿Podría ser ventajoso para preservar derechos laborales y actualizar u optimizar el Estado? Y es importante tener una propuesta tras el paro del 24E.
“Es básico respetar la voluntad del pueblo que es el único soberano.”
El plebiscito, además, abriría el camino por el que se pueda resolver democráticamente los intereses de todas las partes, las nuestras, no los problemas de Black Rock. Y se evitarán enfrentamientos fratricidas entre argentinos. Es básico respetar la voluntad del pueblo que es el único soberano.
La radicalidad no puede ser la norma. En las frecuentes charlas que he tenido con desocupados, estos me plantean la necesidad de tener un seguro de desempleo para los momentos en que no hay trabajo estable y formal. Y los empleados desean que se les mejore el salario para tener capacidad de compra.
Si esto sucede, inevitablemente el mercado interno se reactivará. Por su lado, los empresarios pymes se quejan por la falta de acceso al crédito, por el extremadamente alto costo financiero. Mientras que a una multinacional en su país de origen se la beneficia con tasas ínfimas que no impactan en sus costos.
Estos ítems propuestos echan por tierra cualquier DNU que no mide variables, ni análisis de costos para la industria nacional. Y mucho menos mide las consecuencias para los que trabajan y el pueblo que consume. Hasta ahora todo está dirigido a que se aprueben los puntos que solo al gobierno, y a un grupo de aprovechados, les interesan.
“Si el pueblo supiera de qué se trata, dejaría de gritar por todos lados neuróticamente”
Con el DNU los trabajadores tercerizados (en negro) ya no serán considerados empleados directos. Manifestarse en una dependencia o “bloquear” un lugar de trabajo pasa a ser injuria laboral grave. Se criminaliza la protesta y las asambleas. Salud, educación y otros se declaran “esenciales” para limitar y restringir el derecho de huelga.
También se impone el pago de sentencias laborales en 12 cuotas a favor del empleador. Se elimina prácticamente la protección contra el despido arbitrario. Se descarta el pago de horas extras con un “banco de horas”. Y se pone fin al régimen indemnizatorio y se impone un fondo de cese laboral pagado por el propio trabajador.
El DNU planteado como está es nefasto. Como es repulsivo para el pueblo también que el Congreso sesione cuatro veces en el año como suele ocurrir. Gobernadores, senadores y diputados, más un plebiscito, pueden ser la clave para salir de este embrollo que solo ocurre para beneficiar a la Black Rock y sus intereses.
Si el pueblo supiera de qué se trata, dejaría de gritar por todos lados neuróticamente tratando de hacerse escuchar ante políticos que a nadie escuchan. Por otro lado, el alegórico “todos son Iguales, estamos en manos de inútiles, ventajeros mediocres y cínicos” quedaría apartado, aunque sea por un instante.
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