Se cumplen 24 horas del paro por tiempo indeterminado que decretaron los choferes de la línea 60 de colectivos, para reclamar mayores medidas de seguridad. Los trabajadores recordaron la muerte del compañero, David Ramallo, aplastado po un coche de la línea, mientras se intentaba repararlo. El conflicto con los actuales dueños de la línea es de larga data, más allá de que el servicio, por la cantidad de coches con problemas y la falta de un diagrama más continuo, es uno de los peores de la zona norte.
Para viajar en el 60 por la avenida Fleming hay que esperar una hora, entre coche y coche, en el mejor de los casos. El ramal del Bajo va todavía más espaciado y a partir de la medianoche, ni el ramal de Fleming ni en del Bajo siguen circulando. Este panorama no incluye la falta de servicio por conflictos laborales, es una foto del servicio cotidiano.
En este contexto, desde ayer jueves los trabajadores están de paro por tiempo indeterminado, por la falta de medidas de seguridad en los talleres donde supuestamente se reparan los coches de la línea. Como se recordará, en setiembre de 2016 el mecánico, David Ramallo, murió aplastado por un coche, al fallar un elevador.
La firma también suspendió y despidió a varios choferes, la última vez, en abril último. La comisión interna de trabajadores de la línea denunció que los despedidos eran testigos de la muerte de Ramallo. Por otra parte, los choferes se quejan del mal estado en el que se encuentran las unidades, lo cual impide, varias veces, el terminar las vueltas.
La línea es la única que hace el recorrido entre Constitución y más allá de Tigre. Y una de las dos que van desde la Gral. Paz hasta tigre y más allá (Escobar y Maschwitz), pero con la actual gestión el servicio decayó agudamente comparado con tres o cuatro décadas atrás, cuando “El internacional” era líder de lso transportes de la zona.
Actualmente la línea está regenteada por la empresa Dota SA, titular de otras líneas pero capitalinas, que ha dejado que los coches de la 60 se deterioren. Cualquier usuario lo comprueba, cuando en medio de un viaje las puertas traseras se desvencijan, o el chofer anuncia que “hay que bajarse” pues se quedó sin frenos o el motor no responde.
GC
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