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Seguimos con el negocio de la guerra

El presidente Javier Milei y el primer ministro israelí, B. Netanyaju (foto Télam, archivo)

El presidente Javier Milei y el primer ministro israelí, B. Netanyaju (foto Télam, archivo)

Continúa la guerra Ucrania-Rusia. Se agudiza en conflicto en Medio Oriente. En su columna el doctor Prado advierte que nuestro país tiene suficientes problemas internos por solucionar, para embarcarse en apoyar a uno de los beligerantes. A Israel en concreto. También advierte que quienes se benefician con las guerras son los grupos económicos concentrados. Y compara a la Argentina con Ucrania, donde igual que en Israel, los EEUU apoyan la guerra. Para Prado la intolerancia y el caos no son buenos consejeros. Y propone ir hacia un Estado de bienestar.   

Por Juan José Prado*

La consigna de los grupos concentrados económicos es no detener el negocio que brinda la guerra.  Ucrania dio buenos resultados.  Se pudo renovar el stock de armamentos obsoletos. Reactivar esa industria que deja pingües beneficios. Y desarrollar plenamente los negocios de energético, alimentario el de los medicamentos.

Industrias concentradas en corporaciones internacionales imbuidas de desprecio por la humanidad y encolumnadas detrás de las teorías del Dios mercado, protegida por los grandes medios concentrados, que como se sabe son sus propios medios y dicen lo que se les ordena, amén de los voceros que actúan por mérito o rédito propio.

El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, tiene una curiosa posición. Su judaísmo no le impide gobernar como un neofascista. Condujo a su país a una guerra absurda, apoyada por la OTAN y los EEUU, cuando no, contra la Federación Rusa. Ucrania está devastada. Hasta el Papa Francisco le dijo que opte por “el coraje de la bandera blanca”.

“La guerra de Ucrania ha roto la fuente del equilibrio energético industrial
y alimentario de toda Europa.”

La guerra de Ucrania ha roto la fuente del equilibrio energético industrial y alimentario de toda Europa. Y ese país va camino al desguace y a la distribución de lo que quede entre los integrantes de la OTAN y las empresas norteamericanas. Ucrania en Europa, Sudamérica, y en ella la Argentina, son materia prima barata para los negocios globales.

Y ahora se reaviva muy fuerte la guerra en medio oriente por el contraataque de Irán a Israel. Luego de que este otro aliado de los EEUU, atacara previamente una sede diplomática iraní en Damasco (Siria). Hay que crear nuevos conflictos para poder continuar y no detener el caos internacional que siempre beneficia a los mismos.

La humanidad toda se debate dentro de este caos. Su destino es incierto.  Una vez más la consigna es la muerte. Y nuestros gobernantes -los de la Argentina-, en lugar de afianzar lazos por la paz, para conseguir un rédito que nunca obtendrá, reverencia y le rinde pleitesía a un poder que históricamente buscó exprimirnos, no ayudarnos.

Milei se equivoca como ya se equivocó el dictador Galtieri en 1982 en la Guerra de Malvinas. La cancillería argentina condenó lo que consideró “el ataque iraní contra Israel”. Pero nada dijo antes de los avances de Israel contra Gaza. Ni del ataque a la embajada iraní en Siria.

“Tenemos que ir hacia un Estado de bienestar donde se garantice
el respeto a la dignidad humana.”

Milei y Zelensky tienen muchos puntos en común, para mal. Pero en nuestro país otro idólatra de los negocios espurios y el “dejar hacer, dejar pasar”, Carlos Saul Menem, nos metió en una guerra, en lugar de trabajar para la paz. Así, hubo decenas de muertos y centenares de heridos en los atentados a la embajada de Israel y a la AMIA.  

Las referencias y las consecuencias las conocemos bien los memoriosos. No se puede volver allí. En nuestro país tenemos muchas cosas por resolver. El hambre, la destrucción del trabajo y de la industria, la soberanía. Nada de esto va en vías de solución. Por el contrario, se agravan. Y la manera de salir no es con ira ni guerras.    

El avance de la intolerancia empeora las cosas. Tenemos que ir hacia un Estado de bienestar donde se garantice el respeto a la dignidad humana. A los derechos humanos. A orden y a la seguridad con soberanía republicana. Tenemos a favor nuestra historia y nuestra cultura frente al avance de la intolerancia, el caos y la destrucción.

* Abogado. Ex presidente de la Asociación de Abogados de Buenos Aires AABA. Miembro de la Mesa Directiva de la APDH (Asamblea Permanente por los Derechos Humanos). Gran Maestro de la UBA.

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