25 de mayo 2024, Política, Religión, Situación Social

Te Deum 25 de Mayo: El arzobispo de Buenos Aires criticó “las manos en el bolsillo del egoísmo y la indiferencia”

Mons. García Cuerva (Foto Somos Télam)

Mons. García Cuerva (Foto Somos Télam)

Mons. Jorge García Cuerva ofició la celebración religiosa por el 25 de mayo. Participaron las máximas autoridades de gobierno del país -el actual presidente, Javier Milei y la vipresidenta, Victoria Villarroel-. También el jefe de gobierno porteño, Jorge Macri. Con una reconocida vocación por los que más sufren, sobre todo miserias económicas, el arzobispo de Buenos Aires exhortó a “Que cada uno, podamos dejarnos mirar por Dios, y nos preguntemos: en estos tiempos tan difíciles ¿Qué estoy haciendo por los más pobres?”.

El padre Jorge, arzobispo de Buenos Aires, es conocido en la zona norte. Sus primeros años de sacerdocio los hizo en el barrio La Cava, de Beccar, junto al comprometido cura, Aníbal Filippini. Su emblema episcopal con la inscripción “No apartes tu rostro de los pobres. Tobías 4.7”, entre cinco símbolos, tiene tierra y el techo de chapas villero.

En el Te Deum, en la Catedral Metropolitana, entre la Casa Rosada y el Cabildo -donde el 25 de mayo de 1810 nació el primer gobierno patrio- participaron el actual presidente, Javier Milei; y la vipresidenta, Victoria Villarroel. El gabinete de ministros nacionales. Y el jefe de gobierno porteño, Jorge Macri, entre otros varios funcionarios. .   

García Cuerva explicó primero que el Te Deum es una “celebración de acción de gracias al Señor. Por gestas pasadas que nos constituyeron como Nación y nos ayudan a mantener viva la memoria, custodiando el alma de nuestro Pueblo”. Antes advirtió que el mensaje era “para la reflexión de todos los actores de la sociedad argentina”.

Mons. Jorge García Cuerva (Foto archivo)

Gratitud no denigración

No obstante, era esperable que, en su mensaje, el cura hiciera referencia crítica, como lo hizo, a una manera de gobernar que no solo fomenta el odio y la violencia -tanto dentro de las fronteras de nuestro país, como en los países que se visitan para pregonar esas ideologías-. Sino de un modo que se desentiende de los más pobres y necesitados.

El arzobispo no dio nombres. Y solo se refirió en concreto, como censurable, a los “tan comentados “auto aumentos” de sueldos de hace algunas semanas”, en referencia al incremento de legisladores. Lo hizo al reclamar que “hay que acompañar con hechos y no solo con palabras ese enorme esfuerzo”, que hace “nuestra gente” (el común).

 “Estamos invitados -señaló– a probar la fuerza subversiva de la gratitud que no se sustenta en la violencia ni el desprestigio del otro. Que no construye en base a la denigración ni manipulación”. Y que “es capaz de despertar la fuerza de la solidaridad como forma de construir la historia, y de la creatividad como dimensión esencial para generar nuevas posibilidades.

Y explicó que “para que la acción de gracias sea posible, tenemos que tomarnos en serio las parálisis de nuestro pueblo. Sabemos que hay parálisis que no se pueden procrastinar. Su postergación, en nombre de un futuro prometedor, generarían consecuencias nefastas por irreversibles en la vida de las personas y, por tanto, de toda la sociedad”.

Consideró que se trata de “Un precio muy alto a pagar que no nos podemos permitir”. Y enumeró como “algunos ejemplos impostergables”: “la malnutrición en la primera infancia; la falta de escolarización y accesibilidad a los servicios de salud; los ancianos y jubilados incapaces de sostenerse diariamente con un mínimo de dignidad”.

Dureza de corazón

Las y los funcionarios, incluidos el actual presidente, lo escuchaban atentamente. En otro momento de su mensaje hizo referencia a la indignación, irritación y el enojo de Jesús ante “la dureza del corazón” de los fariseos “que no se conmueven ante el sufrimiento del hombre enfermo”. Y trajo la situación a la actualidad.

“En el contexto actual, y con mucha humildad -señaló- quisiera pedir a todos que sintamos también hoy sobre nosotros la mirada fuerte de Jesús que nos interpela. Que nos cuestiona. Y nos alerta sobre nuestra insensibilidad con los más desprotegidos, que nos reclama mayor compromiso y cercanía con los que sufren”.

Y exhortó a que “cada uno, y todos a la vez, desde la responsabilidad que tenemos en la comunidad, podamos dejarnos mirar por Dios, dejándonos cuestionar por la conciencia, y nos preguntemos: en estos tiempos tan difíciles ¿Qué estoy haciendo por los más pobres? También valoró que ese compromiso sea autoexigencia, no crítica a otros.

García Cuerva también hizo referencia a la “grieta” en política. “Hace unos días -señaló al respecto- el Papa Francisco nos decía a los argentinos: “que la grieta se termine, no con silencios y complicidades. Sino mirándonos a los ojos, reconociendo errores y erradicando la exclusión” e invitaba también al mundo a una alianza social”.

Explicó que esa alianza era “para la esperanza (…) inclusiva y no ideológica”.  Y advirtió que “Para eso (…) deberemos desterrar la conocida “doble vara” que no nos permite ser ecuánimes, porque nos expresamos desde el prisma partidista que nos empaña, nos obnubila y nos hace injustos, y terminamos defendiendo lo indefendible”.

Acciones

Hacia el final, Mons. García Cuerva comprometió a los presentes “delante de Dios a generar todas las acciones de gobierno y políticas públicas necesarias para que la acción de gracias de hoy no quede encerrada en la catedral y congelada en este día. Sino que continúe en las calles y en la vida de todos los argentinos (…)”.

Gustavo Camps

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