En esta entrevista la psicóloga, Adriana Taboada, de la Comisión Memoria Verdad y Justicia Zona Norte, vecina de Vicente López, explica la importancia de manifestarse el domingo 24 por memoria, verdad y justicia. También advierte que el discurso individualista y de fragmentación social del actual gobierno es nocivo para la sociedad. Y especialmente para los jóvenes que no tienen otras experiencias de vida. Además, convoca a que la ciudadanía se manifieste “porque es muy peligroso lo que se está sembrado”.
Los organismos de derechos humanos llevan en su ADN el reconocimiento del otro ¿Se puede disentir eficazmente así?
Hay algo que ha caracterizado al movimiento de derechos humanos desde la dictadura. Pero quiero hacer una aclaración acá: lo que surge en dictadura son algunas organizaciones de derechos humanos en torno al parentesco, Madres, Abuelas, Familiares. Los movimientos en general son anteriores, por ejemplo, la Liga (Liga Argentina por los Derechos Humanos) surge en 1937. Luego en la década del 70 y antes del golpe está el SERPAJ (Adolfo Pérez Esquivel lo lidera), vinculado al catolicismo más progresista; la APDH, vinculada a partidos políticos; el movimiento ecuménico MEDH también muy importante en dictadura. La Comisión Zona Norte e HIJOS surgen en 1996. Digamos -enfatiza- cada organización tiene su impronta. Pero lo que caracterizó a todos es qué estatuto le dan al prójimo y la propuesta de cómo resolver conflictos sociales.
«Siempre se utilizaron
las herramientas democráticas»
No buscaban venganza…
Esto remite a la ética. Por eso a pesar de todo lo vivido, la impunidad, no hay justicia por mano propia. Siempre se utilizaron las herramientas democráticas, la petición, las herramientas del sistema, incluso en dictadura. Siempre con las herramientas más avanzadas de la civilización y de nuestra sociedad. Cuestionamos profundamente, sí. Llamamos a las cosas por su nombre, sí. Pero nunca utilizamos vías de resolución violentas, agresivas, de eliminación, anulación y degradación del otro. Esto se puede ver desde que empezó el genocidio en nuestro país en el año (19)75. Y seguimos sosteniendo esa postura.
Incluso en plena actualidad…
Y en este momento, frente a este gobierno que viene a aplicar nuevamente las políticas neoliberales, que no es la primera vez, también. Buscan la concentración económica; y cómo se transforma a la sociedad en función de eso. Pero hay una novedad, que se visualiza a pesar del poco tiempo del gobierno, que no es menor. Es, justamente, qué lugar le da al prójimo. Y el prójimo en este gobierno sí es alguien a quien se puede denigrar, insultar, se lo bastardea, se es irrespetuoso.
«No se soporta la diferencia»
Se anula al diferente
No se soporta la diferencia. Porque, el resolver conflictos, implica ver qué estrategia se desarrolla frente a la diferencia. Porque es la diferencia la que produce una tensión y conflicto. (Piensa) Mirá, invocar a (la actriz y conductora televisiva) Mirtha Legrand, parece un absurdo, sabemos que es una persona con la que el movimiento no acuerda, sin embargo, ella lo acaba de decir: tengo miedo porque si digo algo, si muestro una diferencia, van a tomar represalias y voy a pasar un momento desagradable.
El que disiente sufre consecuencias…
Lo dijo frente al ataque a la cultura, es una artista. Ella habla de represalias. Es superimportante de resaltar, una voz que surge de un costado que no es el nuestro. Entonces, no hay debate, intercambio de ideas. Lo que se propone culturalmente es defenestrar, devaluar y tratar de controlar o eliminar. Hay que estar muy atenta y atento, porque está cambiando el escenario, frente a jóvenes que vienen de muchos años de carencias, problemas, de la pandemia, el aislamiento preventivo social y obligatorio. Nosotros (el ser humano) somos seres gregarios, necesitamos al prójimo y en pandemia para poder vivir tuvimos que aislarnos del prójimo.
«Venimos de gobiernos que no dieron respuesta»
Se rompieron vínculos en pandemia
Y llegamos hasta acá, con una “libertad” que no se sabe de qué se trata y dificultades en el vínculo con el prójimo. De las tantas cosas que una puede decir de (el presidente de la Nación) Milei es que es un hombre que demuestra una profunda dificultad vincular. Se maneja por fuera de los afectos. Como si el otro no existiera en términos emocionales o de sufrimiento. Parece inmune al sufrimiento ajeno. (…) Este hombre se aísla y avanza.
¿Los jóvenes están más expuestos?
Hay un cambio cultural fuerte. Los jóvenes vienen de diez, ocho años de problemas. Limitaciones económicas propias, de sus familias. Y hay una falta de respuesta. Venimos de gobiernos que no dieron respuesta. El anterior, podríamos decir más afín a nosotros, no pudo dar respuesta. Y el de antes de ese era neoliberal. Son jóvenes que: ¿Qué conocen? Lo que nosotros (las y los adultos) les podemos contar. Y esta forma de vinculación, este modelo que se ofrece (desde el gobierno nacional), es tremendamente destructivo daña socialmente.
«El golpe y el genocidio
transformaron nuestras vidas»
En estos 40 años ustedes han podido incidir en algunos gobiernos, cierta parte de la sociedad los acompaña desde siempre
En otros tiempos hemos tenido la posibilidad de incidir en los gobiernos, trabajar con el Estado, participar en distintas áreas para poder transmitir. No en el tiempo de (Mauricio) Macri. Una de nuestras preocupaciones es cómo transmito la historia. La transmisión inter y transgeneracional, de lo sucedido. El golpe y el genocidio transformaron nuestras vidas. Fue un costo muy alto en vidas humanas y en transformaciones económicas. El genocidio vino para transformar los patrones económicos de acumulación. El poder quería tener más poder y para esto necesitaba cambios en la base económica. Y el grado de organización de nuestra sociedad se lo impedía. Y no sirvió un golpe más, tuvo que hacer algo distinto. Nos costó 30.000 desaparecidos, 10.000 presos y presas. Y la sociedad atravesada por el terror.
¿Mucho de la actualidad es consecuencia de la pandemia pero también de la dictadura entonces?
La dictadura logró transformar la forma de hacer con el prójimo. No es contar una anécdota. Sino transmitir una experiencia que también ha dañado profundamente a la sociedad. Y que no tiene que ver con el modelo de sociedad que muchos de nosotros tenemos. La sociedad en la que yo crecí, yo nací en los ´60, y de antes también, reconocía como un valor la solidaridad, la colaboración. Los vecinos se organizaban, se ayudaban y se conocían. Vos tenías cualquier problema en la calle y podías pedir ayuda; alguien te ayudaba a cambiar un neumático.
¿Y cambio la comunicación también no?
En el barrio alguien tenía teléfono y pasaba a ser de todas las familias cercanas. Hoy la comunicación está cerrada hasta para llamar al celular, porque primero le tenés que preguntar por Whatsapp si puede atender. Esto habla de la transformación en el vínculo. No es cuidar el espacio propio. Es el grado de individualismo y fragmentación social que se ha producido.
«Nosotros decimos que el individualismo
y la fragmentación no son constructivas (…)»
¿Había en la sociedad solidaridad y colaboración y ahora individualismo y fragmentación?
No digo que antes era mejor. Digo que antes había una forma de vinculación que generaba determinadas prácticas. Hoy hay otra forma y aparecen otras prácticas. Nosotros decimos que el individualismo y la fragmentación no son constructivas de acuerdo con el modelo de valores que nosotros (los organismos de derechos humanos) tenemos.
Hay campos que influyen en la sociedad, como el arte, la educación, los medios de comunicación, religión, otros ¿Hay alguno en el que, para los organismos, sea importante incidir?
Es importante la política pública (en derechos humanos) que se desarrolló con el kirchnerismo en el área educativa. La educación es la fundamental transmisora de ideología. La familia, la escuela, transmiten valores, formas de vinculación y de prácticas sociales, pensamiento crítico o no. Si alguien se planta delante de un grupo de alumnos y dice que “quienes están a favor del aborto son asesinos”, aparte de ser una aberración la frase, eso transmite algo efectivamente.
Ese comentario misógino y atrasado en los ´80 hubiera sido hasta motivo de jarana para la sociedad. Me acuerdo de una jueza que prohibió a Tato Bores, que la nombre en una tira de humor político. Y en la televisión le cantaron a coro “La jueza Barú Budo Budía”. El comentario del “aborto” pasó sin pena ni gloria.
El poder maneja los medios de comunicación masiva. La marcha feminista del 8M fue multitudinaria este año. Y los grandes medios no reflejaron lo que pasó. Si a los medios los financian los grupos (económicos) concentrados olvídate, van a decir o a callar en función de sus intereses. En 2015, fines de la gestión de Cristina Kirchner, se realizó una investigación con las y los chicos de quinto años de todas las escuelas del país, pues habían hecho todo el secundario con una política pública de derechos humanos.
En todo el país el resultado fue homogéneo. Se determinó que lo relativo a lo que pasó en dictadura, las y los chicos lo aprendieron en la escuela. No se hablaba en la casa, no se encontraba en Internet. En definitiva, si no era en la escuela, eso no les llegaba. Por eso esta gente (se refiere al gobierno nacional) tiene que atacar la educación, sobre todo la educación pública y gratuita que es un derecho, por esa posibilidad de transmisión.
«Los organimos siguen reclamando cosas que el Poder Judicial resiste»
¿Cómo ven el rol de la Justicia en las denuncias y los juicios por los crímenes de lesa humanidad durante la dictadura?
Los juicios de lesa son una marca registrada de nuestro país. Hay más de 300 sentencias. Hay 1.200 genocidas condenados. Hubo resultados muy importantes. Pero hay que ser justos con los organismos. Todo eso se ha logrado porque están los organismos de derechos humanos y sus 50 años de trabajo. Por eso llegamos a este 24 de marzo con la fortaleza con la que vamos a llegar. Como fue contundente la manifestación contra el dos por uno (la rebaja de pena que intentó sin éxito la gestión Macri), hay un proceso social que no decae.
Quienes empujan a la Justicia son los sobrevivientes, los familiares. En definitiva, la sociedad misma, porque van a declarar muchos que eran colimbas, es decir, los ciudadanos comunes. En los vuelos de la muerte eran los únicos testigos, por ejemplo. No la empujan los jueces. Y los organismos siguen reclamando cosas que el Poder Judicial resiste.
¿Por ejemplo a qué se resiste el Poder Judicial?
Hay una deuda que no es casual. Es la resistencia, a poner en el banquillo de los acusados, al poder económico. Nosotros hemos avanzado en los enjuiciamientos a militares y miembros de las fuerzas de seguridad genocidas. También algunos civiles, por ejemplo, jueces o fiscales cómplices, personal civil de inteligencia. Algunos. Pero lo que es inexistente prácticamente, es avanzar contra el poder económico. La responsabilidad empresaria. Que ha sido una de las patas del golpe y del genocidio. Y que hasta la actualidad siguen ocupando más territorio con toda su fuerza.
¿En esto también hay rémoras de la dictadura, como en los vínculos individualistas, entonces?
En la actualidad han llegado al gobierno. Esto que está pasando hoy es porque de alguna manera tenemos retrocesos. Llegaron por el voto libre y democrático. Hay que analizarlo…
«Este es un gobierno negacionista»
¿Y los juicios corren peligro?
Los juicios igual se siguen produciendo. Hay doce juicios abiertos. Tres más que están con fecha (para empezar). Hay más de sesenta que están con posibilidad de abrir el debate (judicial) y no tienen fecha. Este es un problema porque los genocidas son muy, muy, viejos. (Santiago Omar) Riveros (genocida de Campo de Mayo), por ejemplo, tiene 100 años. Se está por abrir otro juicio por Campo de Mayo y uno de los imputados es Riveros. Si se muere se cae el juicio. Más allá de que está super condenado. Tenemos también una vicepresidenta negacionista (se refiere a Victoria Villarruel). Que es el cuerpo y la palabra militar. Esperemos que no haya alguna medida gubernamental (de represalia) por el tema del 24. Aunque no sepamos cuál es, seguro será a favor de los genocidas.
¿Qué perspectiva visualiza a futuro?
Este es un gobierno negacionista. Debemos profundizar la batalla cultural. Hay retrocesos. Está poniendo en cargos del Ejecutivo, donde antes había civiles, a militares, por ejemplo, en el ministerio de Defensa. Permite que los genocidas tensen la cuerda. Hace poco un genocida, Olivera (el “carnicero”, Jorge Antonio Olivera, ex mayor del Ejército) con prisión domiciliaria, se casó e hizo una fiesta en su casa. Quieren cerrar Télam, para restringir la información. Rebajaron el INADI, que protege la diferencia, la diversidad. Se podría profundizar la conflictividad. Nosotros ante eso, tenemos que organizarnos, estar juntos. Tenemos que ser firmes con la unidad. Sin fisuras postergar diferencias ante lo que está pasando. Y dar batalla por el sentido permanentemente. Denunciar. Tenemos que demostrar que al prójimo no se lo denigra ni se lo anula, sino que se lo respeta. Y dar la discusión que corresponde.
¿Cuál es la importancia de marchar el 24M por Memoria Verdad y Justicia?
Cuando la acción del Poder Judicial implicaba que los genocidas podían quedar libres, eso fue el dos por uno, es decir podrían circular libremente, el pueblo en su conjunto dijo: No. Yo fui parte de esa manifestación. Entre que la anunciamos en conferencia de prensa y fuimos a la plaza pasó una semana. Ningún organismo tiene la capacidad de convocar algo así en una semana. Funcionó como un catalizador de la sociedad, una válvula que le permitió la salida. El símbolo fue el pañuelo. Nosotros aspiramos a que tenga esa contundencia. Hemos sido parte de reuniones a nivel nacional. Y esperamos que el siluetazo del 23 (por hoy sábado) también sea contundente. Queremos visibilizar a los 30.000. Este 24 van a estar también en la calle, en todo el país. Porque es muy peligroso lo que se está sembrado (desde el gobierno nacional).
Dejar una respuesta