Derechos Humanos, Opinión, Por Andrés Pavón, San Martín, Sociedad

Otra inspección al Complejo Penal de San Martín

El equipo de Monitoreo y control de lugares de encierro de San Martín recorrió esta vez la Unidad N° 46 del Complejo Penal San Martín; y el Pabellón N° 3 de mujeres. El columnista Andrés Pavón relata lo que vio, nada diferente a lo visto al recorrer Unidades 47 y 48, en la inspección de semanas atrás. En todo caso más deshumanización y hacinamiento. Pero destaca que aquí, sobre todo, se hizo evidente la ausencia del Poder Judicial bonaerense; más allá de que la gobernación enviara vacunas contra la COVID-19 y la infraestructura para mantenerlas mientras se inocula.

Por Andrés Pavón*

Con el equipo de «Monitoreo y control de lugares de encierro», de FADELI, recorrimos esta vez la Unidad 46 del Complejo Penal San Martín, dónde también ingresamos al pabellón femenino. Si bien fueron varios los pedidos de las y los internos; las quejas contra el Poder Judicial fueron las más numerosas.

Los procesos judiciales se hacen muy extensos. Hay detenidos con dos y hasta tres años de encierro pero aun sin condena formal, es decir, aún no fueron llevados a juicio. Esto hace que muchos/s acepten firmar un «Juicio abreviado», declarándose culpables aunque, tal vez, en un proceso legal, serían declarados inocentes.

Hay también casos de detenidas y detenidos que están en condiciones legales de obtener beneficios como la «libertad condicional» o la «libertad asistida». Sin embargo no se les otorga ¿Por qué? La misma pregunta se hace el equipo de monitoreo; y se hacen las y los privados de libertad.  Pero no hay respuesta del Poder Judicial.

Además pudimos verificar que gran cantidad de internos tienen escasa, o no tienen comunicación con sus defensores oficiales; entonces también se les hace imposible pedir trasladados a otra unidad, que los acerque a sus familias. Juicios; decisiones de libertad; traslados; son responsabilidades que el Poder Judicial no asume.

La Leonera

La leonera a la intemperie

El equipo de Monitoreo y Control ingresó a la Unidad 46 el miércoles de la semana última. Era una mañana realmente fría. Nos impactó ver a cinco o seis personas privadas de libertad recién trasladadas al complejo penitenciario. Estaban a la intemperie; en un sector conocido puertas adentro como “La leonera”.

Allí habían pasado la noche y el día anterior. Entre ellos había uno que tenía implantada una colostomía (una abertura en el vientre para despedir las heces por allí). Pudimos hacer que lo lleven a un baño a higienizarse y que le den una bolsa de colostomía nueva, y así evitar infecciones, que agravan la situación de la persona.

Nos enteramos de que son muchos los colostomisados, por heridas  en reyertas, muy comunes en el encierro. Se debe entender que algo común para cualquiera, como tomar un vaso de agua, ducharnos, o simplemente hacer un comentario al pasar, allí puede resultar sumamente conflictivo y peligroso hasta la muerte.

Las rencillas entre internos son comunes; y ayudadas por la superpoblación en las cárceles.  Por caso, en la Unidad N° 46 la comisión verificó que en celdas para seis personas había hasta 14 individuos. En esa situación la convivencia es difícil en un lugar normal. Allí directamente es imposible y se transforma en supervivencia.

Pabellón N°3 de mujeres

La gobernación entregó vacunas y un freezer, pero el Poder Judicial brilla por su ausencia

Al ingresar a Sanidad nos recibieron un médico odontólogo y un enfermero. Grata fue la noticia de que ese día habían llegado vacunas para los internos y el médico a cargo de dicha dependencia las estaba recibiendo. El enfermero nos mostró, con alegría,  el freezer que habían mandado desde el gobierno bonaerense, para las vacunas.

Luego, en el Pabellón N°3 de mujeres, otro de los lugares que recorrimos, nos enteramos de que la superpoblación supera más del 100% de la capacidad para la que fue construida esa cárcel. El género no hace diferencias en cuanto a los problemas que acarrea el hacinamiento en situaciones de encierro.

La oficina judicial en el Penal esta cerrada

De las entrevistas surgió que hay muchas mamás con causas por «estupefacientes». Algunas detenidas con las que hablamos contaron que habían tomado la decisión de vender “al menudeo” para poder alimentar a sus hijos; y esa «mala decisión» -así lo expresaban- las atormentaba ahora, al tener que estar alejadas de sus hijos.

Al retirarnos nos detuvimos al frente de  la «Oficina Judicial de la Procuración General de la Suprema Corte de Justicia” bonaerense. Estaba cerrada. Y nos «anoticiaron» de que hace un año y medio que está cerrada. No será eterno eso. Muchas y muchos estamos dispuestos a luchar «hasta que la justicia se haga costumbre».

*Miembro fundador de la asociación de Familiares de Detenidos y Liberados FADELI; y militante del movimiento peronista en San Martín.

Dejar una respuesta